Traducción
del texto aparecido en la edición de septiembre 2022 de “The Lunar Observer”
Después
de muchas noches nubladas en nuestro invierno austral, o noches despejadas
cuando había que madrugar al día siguiente, la noche del domingo 14 de agosto
estaba despejada, pero recién pude volver a mi casa a las 3 de la mañana. Mucho
frío y sueño, pero ¡hacía tantos días que no sacaba el telescopio! Mi primer
objetivo siempre son los accidentes lunares indicados para observar por el Lunar
Geological Change Detection Program. Esa noche eran pocos y las observaciones a
replicar implicaban usar filtros que no tengo. Pasé a observar las cercanías
del terminador, el panorama era hermoso (como siempre lo es en esas zonas de
sombras largas como las de un film expresionista), pero no parecía haber nada
cuyo registro visual pudiera ser de utilidad. ¿O era que estaba demasiado
cansado y esto afectaba mi percepción?
Aquí
me interrumpo para una breve digresión. Hace tiempo que reflexiono sobre la
observación visual, con el propósito de “conocerme a mí mismo como observador”,
tanto en cuanto a los sesgos que me condicionan como en cuanto a las posibles
ventajas de la observación visual. En la reciente conferencia anual de ALPO
compartí estas reflexiones, que se vieron reforzadas por la reciente lectura de
“A Treatise on Moon Maps”, de Francis J. Manasek, que trajo reminiscencias de
la lectura de “Epic Moon”, de William P. Sheehan y Thomas A. Dobbins. Como
observadores visuales, nos sentimos orgullosos de ser parte de una tradición
que, con increíble esfuerzo durante siglos, y a costa de la salud e incluso de
la vida de algunos observadores, hicieron comprensible la cara visible de la
Luna. Conocer las observaciones anteriores al primado de las cámaras
fotográficas amateur nos permite conocer más sobre nuestras experiencias de
observación, especialmente las limitaciones de la observación visual. Uno puede desalentarse ante la subjetividad que
reina en cada una de las fases de la observación visual (en la interpretación
de lo que vemos, en cómo lo dibujamos, etc.) y legítimamente preguntarse: ¿Tiene
sentido observar visualmente si tenemos la observación fotográfica que es
objetiva? Probablemente no. Pero podemos complementar la observación visual
previamente con conocimiento teórico sobre lo que se va a observar (ahora
sabemos muchísimo más que los grandes selenógrafos del siglo XIX) y
posteriormente con la búsqueda de confirmación fotográfica (posibilidad que,
obviamente, tampoco tenían), y de esa manera concentrarnos en los rasgos más
importantes de lo observado para registrarlos.
Volvamos
a la noche del 14. Como me dedico a la observación de dorsa, tratando de
centrar mi observación en sus componentes topográficos, siempre busco dorsa
cerca del terminador que presenten alguna particularidad que merezca un
registro detallado. Los dorsa más prominentes eran los de Mare Crisium, pero mi
preconcepto es que son dorsa poco elevados (lo recordaba de haber recopilado
imágenes para el reporte de la Sección Focus On de Enero 2022). Bueno,
registremos los dorsa del este de Crisium antes de ir a dormir. Empecé a
dibujar los contornos del arco y con el pasar de los minutos me sorprendió ver
con cuanta nitidez podía observar los detalles de la estructura de Dorsa
Harker, especialmente las crestas. Recordemos que la estructura de un dorsum
consiste en un arco ancho y de cumbres redondeadas y, encima, una cresta muy
escarpada y a veces crestas secundarias de menor magnitud. Hasta esa noche
podía inferir la presencia de crestas por la luz más o menos intensa que
reflejaban, pero las crestas de Dorsa Harker se veían como se ven en las
fotografías, con relieve, quedé fascinado. Registré lo más cuidadosamente su dirección
con la intención de comprobar al día siguiente si coincidía con alguna
fotografía (recordemos, el esquema: conocimiento previo que permite una
observación provechosa, concentrada en los detalles que puedan ser útiles o
anómalos, que pueda ser corroborada por una posterior confirmación
fotográfica). Ya en la cama no podía dejar de pensar y preguntarme: ¿Vi las
crestas con relieve porque ya conozco como son? ¿Fue por el relieve de Dorsa
Hacker en particular? ¿Observé lo que quería observar, influido por las fotos?
Al otro día mi esposa me preguntó si había observado y le conté este problema
existencial. ¿Me habría comprendido o solo pretendió comprenderme? Somos
extraños los astrófilos.
Ya
he sostenido en anteriores textos mi preferencia por el “Photographic Lunar
Atlas for Moon Observers” de KC Pau en cuanto es el Atlas que mejor ilustra la
topografía de los dorsa. Y al Atlas me dirigí para confirmar la existencia de
las crestas en los lugares en los que los había dirigido. Y encontré la IMAGE 2
en la página 85 del Volumen 1, que coincide bastante con la forma general del
dorsum y la dirección de las crestas.
La
IMAGE 1 no abarca la totalidad de Dorsa Harker (que se extiende unos 200
kilómetros), sino más o menos dos tercios de su longitud, como vemos en la
IMAGE 2, desde su inicio en el extremo sur, al oeste de Mons Usov (que vemos en
la IMAGE 1 como una mancha brillante de forma oval), hasta un poco más al norte
de Promontorium Agarum (el punto más alto de Mare Crisium), que se veía como masa
más clara con puntos brillantes (picos más altos) y que en la imagen está en la
zona inferior izquierda (marcada esquemáticamente, sin pretensión topográfica).
Las sombras marcan claramente las zonas más altas del dorsum, y obviamente son
más marcadas en la zona donde se encuentran las crestas. Si vemos la zona
inferior, vemos que hay dos zonas de sombras oscuras, se trata de zonas más
bajas del dorsum o bien zonas comprendidas entre dos brazos del dorsa. Las
crestas se distribuyen en ángulo
recto respecto del arco en un patron de formación escalonada,
lo que se conoce como “en echelon”.
Entre
las imágenes que los observadores lunares enviaron para la Sección Focus On del
mes de enero 2022, dedicada a Mare Crisium, seleccionamos la IMAGE 3, en la que
se observa a Dorsa Harker en el panorama de Crisium, formando con Dorsa Tetyaev
uno de los anillos de la Cuenca Crisium (retocamos un poco la imagen original
para reasltar los dorsa, aunque se haya saturado el resto de la imagen). Sin
dudas, una zona fascinante, cercana al lugar en el que alunizó la sonda
soviética Luna 24 el 18 de agosto, que cuatro días después retornó a la Tierra
con una muestra de 170 gramos obtenida a una profundidad de 2,25 metros. En
internet podemos encontrar bibliografía relacionada con esa misión, nos pareció
interesante “Luna 24: Geological setting of landing site and characteristics of
sample core (preliminary data)” por C. P. Florensky et al. (https://adsabs.harvard.edu/full/1977LPSC....8.3257F
). En la página 3257-3260 encontramos una interesante descripción de la zona
que observamos , relacionada con el análisis de las muestras que se trajeron a
la Tierra y usando imágenes de las misiones Lunar Orbiter 4 y Apolo 15 (ya que
Luna 24 no tenía cámaras) “utilizando el interpretoscopio de Karl Zeiss Jena.
Este dispositivo utiliza imágenes estereoscópicas para dar estimaciones
cualitativas y semicuantitativas del relieve de la superficie”. El paper contiene datos interesantes como
dimensiones “Dorsa Harker se eleva varios cientos de metros por encima de las
áreas marinas adyacentes y tiene entre 10 y 15 km de ancho en el área
investigada” y componentes topográficos. En este último aspecto debemos
interpretarlo con el estado actual de nuestros conocimientos sobre los dorsa,
sobre todo en cuanto a nomenclatura. Cuando los autores se refieren al arco
distinguen dos tipos de formaciones: “Se distinguen dos tipos de terreno
elevado dentro de Dorsa Harker. El primer tipo es más común y está representado
por tres elevaciones planas en forma de mesa, con bordes muy inclinados y
dimensiones cercanas a los 30x15 km (…) El segundo tipo de terreno elevado está
representado por colinas con suaves pendientes convexas. Su tamaño en planta es
de aproximadamente 10x15 km. Sus superficies están complicadas por muchas
pequeñas crestas que se cruzan de 2 a 3 km de largo y 100 a 200 m de ancho. Su
topografía se asemeja a pequeños dorsa”. Y cuando los autores se refieren a lo
que llamamos crestas (la parte escarpada encima del arco) también usan el
término “wrinkle ridges”, pero claramente describen el componente superior de
los mismos en Dorsa Harker: “estos dorsa parecen estar compuestos
por una serie de elevaciones asimétricas cortas orientadas a 45º con respecto
al rumbo general del dorsum. A veces, estas elevaciones a su vez se componen de
elevaciones más pequeñas desplazadas "en escalones".
Las
dificultades terminológicas para entender el texto de Florensky muestran lo que
ha sido una dificultad constante en el conocimiento cartográfico de la
superficie lunar: interpretar lo que vemos en el marco de una taxonomía que
facilite la comprensión. “A teatrise on lunar maps” ilustra la dificultad que
generaba observar al mismo tiempo que se generaba el conocimiento teórico que
hubiera debido guiar la observación. Piensen, por ejemplo, en que el término
cráter solamente se impuso hace unas decenas de años para denominar lo que
antes se conocían como, por ejemplo, “ring plains”, y las consecuencias que
para la observación derivan entre pensar que estamos observando una llanura o
una depresión formada por un impacto. Para los dorsa la normalización
terminológica todavía no se ha completado, solamente encontramos la división
entre “arco” y “cresta” en la bibliografía muy reciente, en textos más antiguos
se describen a los dorsa como una unidad.
Y
como los signos son importantes para estandarizar la observación, decidí marcar
en el dibujo las crestas dentro de los dorsa con líneas contiguas en vez de los
trazos blancos que venía utilizando, para distinguir el hecho de que se
observan con precisión de relieve y no como zonas brillantes. Con el tiempo
vendrá la representación más exacta de los detalles de las crestas.
IMAGE
1:
Name
and location of observer: Alberto Anunziato (Paraná, Argentina).
Name
of feature: DORSA HARKER
Date
and time (UT) of observation: 08-14-2022-06:30 to 07:00.
Size
and type of telescope used: 105 mm. Maksutov-Cassegrain (Meade EX 105)
Magnification: 154X
IMAGE
2:
“Photographic
Lunar Atlas for Moon Observers” (KC Pau).
IMAGE
3:
Name and location of observer: Richard Martin
(Canelones, Uruguay).
Name of feature: MARE CRISIUM.
Date and time (UT) of observation: 12-06-2021 23:37
Size and type of telescope used: Reflector 130
mm.
Filter (if used): None.
Medium employed (for photos and electronic images):
ZWO ASI 120 mm.