Alberto
Anunziato (Sociedad Lunar Argentina)
sociedadlunarargentina@gmail.com
Publicado en Diario Uno de Paraná el 21 de mayo de 2019
Alan
Bean posando junto a la sonda Surveyor 3 con el módulo lunar Intrepid en el
fondo.
Una
de las fotos más impresionantes de las misiones Apolo, es la que muestra al
astronauta Alan Bean de la misión Apolo
XII manipulando la sonda Surveyor 3 con el módulo lunar “Intrepid” en el fondo.
Son las únicas imágenes en la que vemos a un astronauta y dos naves espaciales
y son muy evocadoras para los que crecimos con las antiguas películas de ciencia
ficción de los “sábados de súper acción”. El alunizaje del módulo lunar Eagle
del Apolo 11 no había ocurrido en un sitio conocido con precisión, porque
Armstrong había tomado la decisión de tomar el comando manual y no alunizar en
el muy escarpado sitio al que lo enviaba la computadora de a bordo. Sólo unos
días después se pudo precisar el sitio del alunizaje en detalle. La proeza del
Apolo 12 consistió en lograr un alunizaje perfectamente programado, que no
obligó al piloto del módulo lunar a tomar el control, y además lo hizo a metros
del objetivo fijado. La sonda Surveyor 3, de la NASA, había alunizado el 20 de
abril de 1967 en el Oceanus Procellarum, realizado más de 6.000 fotografías y
tomado y analizado muestras del suelo lunar con un brazo robótico dotado de un
taladro. El 19 de noviembre de 1969, Conrad y Bean la tenían a la vista desde
el módulo lunar. Surveyor 3 había rebotado dos veces en la superficie lunar y
luego se había desplazado por la ladera de un cráter de 1 metro de profundidad.
La segunda actividad extravehicular de la misión fue en el “cráter Surveyor”.
Se les había asignado la misión de registrar el estado general del exterior de
la sonda y remover ciertos componentes, el principal de ellos la cámara
fotográfica, para analizar el deterioro sufrido por los más de dos años de exposición al hostil entorno lunar. Los
componentes fueron empaquetados con el mismo protocolo que las muestras de
rocas y suelo lunar, es decir, en
contenedores esterilizados que impidieran su contaminación. La gran sorpresa se
dio cuando en los laboratorios de la NASA se analizó la cámara del Surveyor y
se encontraron unas pocas bacterias muy comunes del tipo Streptococcus mitis.
Fue la primera vez que se constató que un organismo vivo podía soportar las
condiciones extremas del espacio exterior, como la intensa radiación y las
temperaturas extremas de un astro sin atmósfera. A falta de selenitas
resfriados, era evidente que las bacterias provenían del contacto humano con la
sonda antes de su partida, ya que el contacto con los astronautas del Apolo 12
se había producido con medios estériles. Las bacterias habían soportado el
viaje a la Luna, dos años y medio en la superficie y el viaje de vuelta. Y
seguían activas. Por un extraño sesgo cognitivo, común lamentablemente en la
astronomía, un hecho asombroso fue en cierta manera silenciado, los libros que
hablan de los resultados científicos de las misiones Apolo no suelen referir
este hecho. Años después una investigación independiente pretendió contradecir
el informe oficial de la NASA sosteniendo que la contaminación se habría
producido en el Apolo 12 por la mala calidad de los contenedores o en la NASA
por descuido. Pero si así hubiera sido, las bacterias hubieran sido muchas más
que la docena que se constató y además hubieran estado más activas que las
bacterias lunares, que estuvieron un largo período latentes. La historia de las
bacterias de la Surveyor determinó el comportamiento futuro de las agencias
espaciales respecto al cuidado para no contaminar con vida microscópica
terrestre otros mundos, tal fue el motivo de la decisión de hundir a la sonda
Cassini en el gaseoso Saturno, para evitar su caída en un satélite que podría
en el futuro ser explorado en búsqueda de seres vivos como Encelado. Hace pocos
días, la Agencia Espacial Europea y la rusa Roscosmos anunció el resultado de
un experimento que confirma la historia bacteriana de la Surveyor: enviaron una
serie de microorganismos diseminados en tierra que simulaba las condiciones de
la superficie de Marte a la Estación Espacial Internacional y los expusieron
durante 18 meses en el exterior de uno de sus módulos a las inhóspitas
condiciones del espacio… y sobrevivieron.
“Crónicas
lunares” es una serie de artículos de divulgación que forma parte del programa
“La Luna y nosotros”, destinado a celebrar los 50 años del alunizaje del Apolo
XI y la llegada del hombre a la Luna, organizado por la Sociedad Lunar
Argentina (SLA). La rama local de la SLA es la
Sociedad Lunar Paranaense. Contactate con nosotros para unirte a
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