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martes, 27 de mayo de 2025

TRES RIMAS QUE PARECÍAN DORSA (RIMA REAUMUR, RIMA OPPOLZER Y UNA RIMA SIN NOMBRE)


 

Traducción del texto aparecido en la edición de mayo 2025 de “The Lunar Observer”

IMAGE 1 muestra un ejemplo del último dibujo de la noche de observación, el registro de una impresión un poco confusa sobre el relieve lunar, una incógnita que se planea esclarecer al día siguiente (o más tarde), unos pocos trazos que son tiempo ganado a los bostezos y al frío acumulado al lado del telescopio. ¿Qué pensé que dibujaba? Parecían 3 dorsa que convergían hacia el cráter Reaumur (53 kms de diámetro), al sur de Sinus Medii, también había zonas brillantes que podrían ser las crestas. Digo solo parecían dorsa porque las zonas brillantes (evidentemente escarpadas) parecían demasiado prominentes para segmentos tan poco visibles. Bien, no eran dorsa sino rimas, lo pude comprobar (una vez más) con mi primer recurso en esta clase de dudas, el Photographic Lunar Atlas for Moon Observers de Kwok Pau, en el que encontramos la IMAGE 2, que se encuentra en la página 418 del Volume 1. Se trata de Rima Reaumur (marcada con el número 1 en IMAGE 1), una rima innominada en el centro y Rima Oppolzer (3 en IMAGE 1). En IMAGE 1 Rima Reaumur se veía como una línea sombreada, la poca sombra que proyectaba el borde norte, Garfinkle (en Luna Cognita) la describe en estas palabras: “Esta profunda fosa tectónica se extiende a lo largo de unos 30,66 km (19,05 millas) en dos secciones. La primera sección atraviesa la ensenada de lava al oeste del cráter cónico Seeliger, desde la pared sureste exterior de Réaumur hasta el borde norte de Hipparchus”. La número 2 aparece bastante evidente en IMAGE 1, no tiene nombre y evidentemente las condiciones de iluminación eran las mejores, ya que Kwok Pau se encarga de resaltarla con flechas (“Al norte de Rima Réaumur hay otra rima que corre entre dos pequeños cráteres (ver las flechas)”. Por supuesto, en IMAGE 2 falla la resolución de mi telescopio y lo que parecía una zona escarpada o cresta cerca del cráter Seeliger (8 kms de diámetro) en realidad es una zona elevada (quizás parte de las eyecciones de este joven cráter copernicano), mientras que la rima propiamente dicha comienza más hacia la derecha. Lo mismo sucede en la número 3, Rima Oppolzer, a la que se refiere así Garfinkle: “Dado que la rima es poco profunda y sus paredes son casi paralelas a los rayos solares, es un accidente difícil de observar. La rima recibe su nombre del cráter cercano”. La zona brillante a la que parecen confluir estas 3 rimas forma parte de lo que queda de la pared este Reaumur.



Un par de conclusiones acerca de la observación visual (que me es tan querida). Primero, es muy importante registrar lo que se ve tratando de abstraerse de la impresión teórica que nos surge mientras observamos. Así pudimos registrar esta interesante zona con rimas tan sutiles sin importar si en el momento no nos dimos cuentas que eran grietas. Segundo, me hace gracia que como me apasionan los dorsa los tiendo a buscar incluso donde no los hay.

IMAGE 1

Name and location of observer: Alberto Anunziato (Paraná, Argentina).

Name of feature: RIMA REUAMUR

Date and time (UT) of observation: 2025-04-05 23.20-23.40.

Size and type of telescope used: 105  mm. Maksutov-Cassegrain (Meade EX 105) .

Magnification: 154X

IMAGE 2

IMAGE 2: KWOK PAU

viernes, 23 de mayo de 2025

EL CRÁTER HIPARCUS: UN VESTIGIO MILENARIO EN LA SUPERFICIE LUNAR

 

Por Marcelo Mojica – Club de Astronomía Ícarus, Cochabamba, Bolivia

Entre los numerosos accidentes geográficos que adornan la cara visible de la Luna, el cráter Hiparco destaca por su historia, estructura y relevancia científica. Ubicado en las coordenadas lunares 5.4° N y 8.5° E, en la región del cráter Ptolomeo, este cráter de impacto se extiende por aproximadamente 150 kilómetros de diámetro, con una profundidad media de unos 3.3 kilómetros. Su forma es algo irregular y poligonal, con bordes degradados y secciones colapsadas, resultado de su antigüedad y de los posteriores impactos y procesos geológicos que han alterado su estructura original. [1]

Hiparco es clasificado como un cráter del tipo “llanura amurallada”. Su interior ha sido parcialmente rellenado por flujos de lava basáltica durante el periodo Imbrico (aproximadamente hace 3.2 mil millones de años), lo que ha resultado en un fondo relativamente plano en comparación con otros cráteres de impacto más recientes. La erosión de sus paredes, el colapso de parte de su borde oriental y la presencia de grietas en su interior sugieren que Hiparco ha sido testigo de una larga historia de actividad lunar. En su centro ya no se observan picos centrales definidos, lo que indica que estos probablemente fueron cubiertos o erosionados por procesos posteriores al impacto. [2]

Este cráter se encuentra rodeado de otras formaciones interesantes, como el cráter Albategnius al sur y el cráter Horrocks en su borde noroeste. A lo largo de su contorno se notan pequeños cráteres secundarios, producto de impactos más recientes que han marcado la superficie con cicatrices superpuestas. [1]


Hiparco según Robert Hooke, Micrographia, 1665

Históricamente, Hiparco fue uno de los primeros cráteres estudiados por los pioneros de la astronomía telescópica. Robert Hooke, científico inglés del siglo XVII, lo observó utilizando un telescopio con una distancia focal de 9 metros, una verdadera hazaña para la época. En sus detalladas ilustraciones, Hooke llegó a sugerir la posible existencia de vegetación lunar dentro del cráter, interpretando ciertas texturas visuales como signos de flora. Hoy sabemos que esas ideas fueron fruto de limitaciones ópticas y del deseo de hallar vida más allá de la Tierra, pero sus observaciones representan un momento clave en la historia de la astronomía. Como escribe Robert Hooke.  Micrographia, 1665 pag 590. [3]

“Se podrá ver un tanto por el dibujo que he adjuntado aquí, que tracé con un aparato de treinta pies [915 cm] en octubre de 1664, justo antes de que la luna tuviese iluminada una mitad. aparece como un valle muy espacioso rodeado por una cordillera de montañas no muy altas en comparación con otras muchas de la luna ni tampoco muy empinadas. El valle mismo A B C D tiene en gran medida forma de pera, y por diversos aspectos que ofrece parece ser un lugar muy fértil, esto es, parece tener su superficie toda cubierta de algún tipo de sustancias vegetales, pues en todas las posiciones de la luz respecto a él parece producir una reflexión mucho más débil que las más áridas cumbres de las colinas circundantes, y ésas, mucho más débil que otras diversas montañas de la luna escabrosas, gredosas o rocosas. Así pues, no me niego a pensar que en el valle pueda haber vegetales análogos a nuestra hierba, arbustos y árboles, y la mayoría de esas colinas en tomo pueden estar tapizadas de una cubierta vegetal tan fina como la que podemos observar que tienen nuestras colinas, al modo del corto pasto de ovejas que cubre las colinas de las llanuras de Salisbury”

Desde la Tierra, Hiparco es fácilmente visible con telescopios de aficionado debido a su diámetro aparente de 71.9” y, bajo buenas condiciones de visibilidad, incluso con binoculares que tengan 10x, o mayor aumento. El mejor momento para observarlo es alrededor del día 6 al 8 del ciclo lunar (es decir, entre la luna creciente y el cuarto creciente), cuando el terminador —la línea que separa el día de la noche lunar— cruza cerca de su ubicación. Esto permite que las sombras alargadas revelen con gran claridad el relieve del terreno, resaltando los muros exteriores, los colapsos en el borde y las ondulaciones del piso interno. [2]

Desde el Club de Astronomía Ícarus, con base en Cochabamba – Bolivia, hemos realizado observaciones regulares del cráter Hiparco utilizando telescopios de mediana apertura, equipados con cámaras astronómicas CMOS de la marca ZWO. Modelos como la ASI178MC y la ASI120 color, combinados con telescopios Mak de 150mm y de 90mm de apertura, como también con refractores de alta calidad, nos han permitido capturar imágenes con gran nivel de detalle utilizando filtros IR y UV. Gracias a estas tecnologías, hemos podido documentar con precisión zonas de colapso, grietas internas, diferencias de albedo y hasta pequeños cráteres secundarios dentro de Hiparco.

 


Fig 2.  Imagen Obtenida con un Mak de 90mm F/1200 en fecha 19/Ene/2024 con condiciones regulares de cielo

Una de nuestras sesiones ocurrió en enero de 2024, bajo cielos despejados, aunque con condiciones regulares, debido a que es la época lluviosa. Durante esa jornada, logramos una secuencia de imágenes que muestra con claridad las sombras proyectadas por los muros occidentales del cráter, creando un contraste espectacular con su piso plano iluminado. Estas imágenes, procesadas cuidadosamente con software gratuito como RegiStax, han sido compartidas, generando gran interés.

 

 

 

 

 

A todos los aficionados a la astronomía, queremos invitarlos a observar el cráter Hiparco. No se necesita un equipo sofisticado: un telescopio pequeño o unos binoculares estables, con trípode, son suficientes para iniciar esta apasionante exploración lunar. Desde las alturas de los Andes, donde los cielos son más limpios y estables que en muchas regiones del mundo, tenemos una ventaja natural para la observación astronómica. Apuntar nuestros telescopios hacia la Luna no solo nos conecta con el pasado científico de la humanidad, sino que también nos motiva a seguir aprendiendo y descubriendo.

El cráter Hiparco no es solo una formación geológica: es una cápsula del tiempo, una huella tangible de la historia del Sistema Solar y un símbolo del espíritu explorador que todos llevamos dentro. Ya sea como parte de un estudio serio o como simple admiración por la belleza celeste, observar Hiparco es una experiencia que vale la pena vivir, una y otra vez.

Bibliografía

1.      https://es.wikipedia.org/wiki/Hipparchus_(cr%C3%A1ter)

2.      Virtual Moon Atlas. Freeware

3.      Micrographia, Robert Hooke, 1665 pag 590

sábado, 17 de mayo de 2025

NUEVO NÚMERO DE "EL MENSAJERO DE LA LUNA"


 

Amigos de la Sociedad Lunar Argentina;

Compartimos nuevo número de “El Mensajero de la Luna”, la revista de la Sociedad Lunar Argentina y la Sección Lunar de la Liga Iberoamericana de Astronomía.

En el número 52 podrán encontrar las tradicionales secciones de nuestra revista: las actividades más recientes, las Galería Lunar y Planetaria, con las últimas imágenes de nuestros miembros; en Crónicas Lunares publicamos la traducción de un texto en el que el reconocido astrónomo Roberto Reeves rescató de ser arrojadas a la basura las históricas imágenes de la sondas Lunar Orbiter (que revolucionaron nuestros conocimientos sobre la Luna), en Selenología tenemos un artículo de Marcelo Mojica en el que cuenta un experimento casero que arroja luz sobre el patrón de los rayos brillantes propios de los cráteres más jóvenes, y un texto de Alberto Anunziato sobre la posibilidad de que algunos de los cúmulos de cráteres que se ven en la Luna sean de origen volcánico; en Traducciones traemos un texto de Anthony Cook de candente actualidad sobre las dos últimas misiones lunares, en la sección Programa de Cuencas y Cráteres Enterrados reportamos el posible descubrimiento de un posible cráter enterrado cerca de Plato, y cerramos con una poesía lunar de Mina Loy. Esperamos que disfruten nuestra revista.

 Link para ver y/o descargar:

https://drive.google.com/file/d/1Ef7tQzk9ncRXv-9H70Yg7t0NdL0ZcU50/view?usp=sharing

domingo, 11 de mayo de 2025

¿SON DE ORIGEN VOLCÁNICO FLAMSTEED P Y ALGUNOS CRÁTERES SECUNDARIOS DE COPERNICUS?


Traducción del texto aparecido en la edición de abril 2025 de The Lunar Observer 

Ya sé que el título suena provocativo y un poco lo es. Pero siendo un aficionado voy a plantear algunas inquietudes observacionales, que coincidieron con la lectura reciente de "Secrets of the Moon. Understanding and Analysing the Lunar Surface”, (2022, CRC Press, New York), por Gilbert Fielder. Espero no incurrir en errores geológicos, me limitaré a exponer la tesis que enuncia el autor sobre cráteres que han llamado mi atención. La obra de Fielder se inclina por ampliar la lista de accidentes selenográficos relacionados con el vulcanismo (por ejemplo, atribuye origen volcánico a los dorsa), claramente es controversial para el estado del arte actual en geología lunar.

Los cráteres que mencionamos en el título aparecen en el capítulo 43 del libro, cuyo título plantea el interrogante: “¿ Hay diques anulares en la Luna?” Tenemos que tener en cuenta que las condiciones físicas de la zona de erupción de lava van a influir sobre el tipo y la forma de la formación volcánica que producirá dicha erupción. De la misma forma, la forma de la cámara magmática y del conducto de lava van a determinar la forma del relieve consecuencia de la erupción. En la Tierra son relativamente frecuentes los “diques anulares (ring dykes”): una cámara magmática de forma circular lleva a una “sub-circular cristal fracturing” que posibilitaría la ascensión de magma. En la Luna no se ha comprobado la existencia de esta formación volcánica y las condiciones geológicas de la misma son menos propicias para su formación, pero “con la Luna primitiva en rotación libre y cerca de la Tierra (y con la fracturación generalizada de la red mencionada anteriormente), las fuertes presiones de marea sobre las bolsas de magma del manto caliente, que empujaban hacia arriba una corteza fría, habrían generado condiciones que podrían haber inducido la fracturación de los anillos. Los magmas habrían ascendido, preferentemente, a lo largo de las diaclasas y fracturas del sistema de la red primitiva para crear complejos de anillos que tendían a ser tanto subcirculares como poligonales” (página 199). Este “Lunar Grid System” (que Fielder en el glosario al final del libro define como “un sistema de fracturas de toda la luna revelado en la superficie como respectivas familias de lineamientos”) se habría generado en una etapa temprana de la Luna, facilitada (entre otras causas) por la mayor proximidad de la Tierra y, por ende, mayores fuerzas de marea gravitatoria. Hoy se ha impuesto el paradigma que explica los grandes lineamientos de la superficie de la Luna en términos de cuencas y anillos.


Más allá de la validez de la hipótesis principal de Fielder, hay una hipótesis que podría tener validez independientemente del modelo macroteórico: la extrusión de la lava proveniente de cámaras de magma circulares habría generado “ring dykes”, complejos circulares que en la Luna tendrían la forma de lo que llamamos “cráteres fantasmas”. Para Fielder no todos los “cráteres fantasmas” (cráteres normales inundados por lavas líquidas hasta casi borrarlos de la superficie, dejando solo restos de parte de sus paredes) son lo que él llama “ghost ring” o “elementary ring”. Estos no serían cráteres sino formas de relieve volcánico originadas por extrusión de lava a partir de fracturas circulares. En las páginas 181-183 analiza las supuestas diferencias entre ambos, usando como ejemplo varios cráteres considerados inundados, en los que “es poco probable que la fusión de las paredes calentándolas desde abajo deje un anillo elemental con un borde liso de forma y altura uniformes. melting of the walls by heating them from underneath is unlikely to leave an elementary”. De entre estos ejemplos seleccioné a Flamsteed P, un cráter bastante conspicuo que parece más una serie de arcos montañosos que un cráter (IMAGE 1 y su detalle IMAGE 2). Por supuesto, es una observación personal que coincide, casi por azar, con lo que señala Fielder. El lector podrá comprobar por sí mismo si las características que Fielder atribuye a Flamsteed P como “elementary ring” para distinguirlo de los cráteres fantasmas son discernibles: “borde liso de forma y altura uniformes” y “los segmentos de pared de Flamsteed P son de tonos más claros que el basalto del mare”. Flamsteed P parece tener menos peso, al menos en mi opinión como observador visual, que el caso que analizaremos a continuación, y que tiene más peso específico.



¿Acaso nunca se han preguntado por la extraña forma de la cadena arqueada de cráteres secundarios de Copernicus cerca de Stadius? (IMAGE 3 y su detalle IMAGE 4). Desde siempre me ha parecido extraña la alineación de cráteres que, producidos por un evento catastrófico, esperaríamos que estuvieran alineados en una “catena”, una cadena de cráteres de forma rectilínea, o en un patrón aleatorio, pero no en una cadena arqueada. Es cierto que los cráteres parecen coincidir con los rayos de Copernicus, pero es peculiar que los más grandes parezcan haber sido el producto de peñascos que cayeron “al mismo tiempo”. ¿Qué es lo que dice Fielder? “los pequeños cráteres tienen una tendencia a definir círculos que bien podrían considerarse como anillos elementales, y esto podría sugerir orígenes de fracturas tanto de los anillos elementales como de estos pequeños cráteres” (página 203). No solamente la forma en arqueada en que se alinean estos cráteres es considerada por Fielder como una prueba de su origen volcánico, sino que también la forma elongada de los cráteres mismos indicaría que seguirían fracturas subterráneas (para Fielder la forma elongada suele ser un indicador de origen endógeno del cráter). En el caso de impactos secundarios alineados el ángulo de impacto (me parece) no suele ser del tipo que genera cráteres elongados. Citamos una vez más a Fielder: “E. Shoemaker propuso que los cráteres alargados alrededor de Copérnico eran cráteres de impacto secundarios, pero que sus elongaciones se debían a bloques de roca alargados que se habían desprendido y expulsado del lugar del impacto. No puedo aceptar esta hipótesis, pues considero que, en el caos de un gran impacto, es irrazonable suponer que dichos bloques pudieran caer con sus ejes principales estrechamente alineados (página 204)”.

Como decían los antiguos escépticos griegos, suspendo el juicio. No me puedo definir por ninguna de las dos hipótesis, que igualmente son factibles: una extraña alineación de bloques peculiares eyectados por Copenicus o endocráteres que tienen origen en fracturas subyacentes, que probablemente se formaron en el caos del impacto que generó a Copernicus, como se habría dado en Tycho según Fielder, es decir, modificación volcánica de un cráter de impacto. Lo que si es cierto es que es un interesante campo de investigación en el futuro.

Antes de cerrar, ¿ven la cadena de cráteres indicada por la flecha más pequeña en la IMAGE 3? ¿Qué les parece? ¿Son cráteres de impacto encadenados o se trata de cráteres volcánicos, ya que parecen tener la forma redondeada de los cráteres de colapso y no estar superpuestos entre sí? Creo que ese tipo de encadenamientos de cráteres pequeños son bastante comunes y podría tratarse de endocráteres. Seguramente volveremos sobre el tema más adelante.

IMAGES 1 AND 2

Name and location of observer: Sergio Babino (Montevideo, Uruguay)
Name of feature: Copernicus.
Date and time (UT) of observation: 05/26/18  22:45

Size and type of telescope used:  81 mm refractor

Filter (if used): Baader Moon and Skyglow.

Medium employed (for photos and electronic images): Zwo 174 mm

 

IMAGE 3 AND 4

Name and location of observer: Sergio Babino (Montevideo, Uruguay, SLA-LIADA).

Name of feature: COPERNICUS.

Date and time (UT) of observation: 02-26-2018 00:37

Size and type of telescope used: 203 mm. catadrioptic.

Filter (if used): None.

Medium employed (for photos and electronic images): ZWO 174 mm.

domingo, 4 de mayo de 2025

DESCUBRIMIENTO DE UN POSIBLE CRÁTER ENTERRADO CERCA DE PLATO

 

Esta es la traducción del texto aparecido en la edición de marzo 2025 en The Lunar Observer, en la que se reporta el que sería nuestro cuarto cráter enterrado (buried crater) descubierto por miembros de la SLA aportando al programa conjunto con la Association of Lunar and Planetary Observers (ALPO) y la British Astronomical Association (BAA).

Por Skylar Rees

El mes pasado, recibimos un informe de Alberto Anunziato (SLA) en Argentina sobre un posible cráter fantasma. Proponen una estructura al sureste de Platón y junto a Piazzi Smyth, centrada en LAT = 41,5° N, LON = 2,0° O en la cara visible, y sugieren que muchos otros posibles candidatos a cráteres fantasma podrían estar cerca. Actualmente no hay ninguno en esta zona en nuestro catálogo, por lo que les rogamos que nos envíen cualquier observación adicional de esta región.

 


Fig. 1(a) Vista de QuickMap del área sugerida con un punto en el centro sugerido. (b) Fotografía enviada del cráter fantasma sugerido. (c) Vista del cráter con filtro azimutal de QuickMap enviada.

Las tres vistas de la Fig. 1 anterior resaltan un borde tenue, aunque la Fig. 1(c) demuestra que no es circular. En la Fig. 1(b) y la tenue línea naranja de la Fig. 1(c) también se destaca la presencia de dorsa o crestas arrugadas, lo que sugiere que la lava superpuesta (posiblemente del Mare Imbrium, al sureste) se ha doblado y fracturado al enfriarse. Es posible que el cráter fantasma se haya rellenado y formado preferentemente un dorsum en el borde norte, especialmente porque la asimetría en las formaciones de impacto puede provocar desplome en un lado. Sin embargo, la diferencia de elevación, según Quickmap, es muy modesta: solo unos 100 m separan el borde coincidente con el dorsum y el borde sur. Por lo tanto, es difícil justificar que la parte elevada de la Fig. 1(c) sea un borde superviviente. Posiblemente debido a la modificación de la superficie generalizada del mare, la elevación del terreno es notablemente uniforme aquí, alrededor de los 2700 m de altura absoluta en todas partes. Desafortunadamente, esto también significa que es prácticamente inútil en este caso para definir características topográficamente distintivas.

La pendiente del terreno (Fig. 2 a continuación) es típica de una estructura altamente degradada y modificada, con un cambio promedio de pendiente de solo 2-3° a lo largo de toda la estructura. Excepciones a esto ocurren en el centro de las secciones transversales latitudinales (2b) y longitudinales (2c), con una inclinación de casi 7°; esta parece ser la ubicación aproximada del montículo central en la Fig. 1(c). Como se destaca por los arcos naranjas en la Fig. 2(d), el tenue contorno ovalado de la estructura de impacto propuesta se presenta con cierta incertidumbre. Sin embargo, el arco sur también presenta las mayores variaciones de pendiente en la zona (~8-9°), lo que sugiere una diferencia con el terreno más llano que lo cubre. Si se trata de bordes, el diámetro aproximado de esta estructura es de ~16 km. Con ese diámetro, es posible que se tratara de un cráter complejo antes de la renovación de la superficie, siendo este pico central en la pendiente y el montículo de la Fig. 1(c) el complejo central. No obstante, el tamaño real del posible cráter fantasma es visiblemente incierto, por lo que también lo es el término «complejo».

 


Fig. 2(a) Filtro TerrainSlope de QuickMap. (b) Variación latitudinal de la pendiente. (c) Variación longitudinal de la pendiente. (d) Representación asimétrica de los ejes; las líneas naranjas resaltan un patrón de pendiente arqueado, posiblemente un borde. El contraste se ha aumentado un 40 % en todas las imágenes para mayor claridad. El tamaño aproximado del área, basado en los arcos, es de 16 km.

 


Fig. 3(a) Filtro TerrainAzimuth de QuickMap. (b) Posibles remanentes, evaluados en intervalos de confianza (1 = mayor confianza, 3 = menor claridad). El brillo disminuyó un 10 % y el contraste aumentó un 20 % para mejorar la visibilidad.

 

Los posibles remanentes también se observan, con diferentes niveles de confianza, mediante el filtro TerrainAzimuth en la Fig. 3(b) anterior. Sin embargo, en lugar de una topografía uniforme y continua —por ejemplo, en los arcos más confiables del norte (marcados con el número 1)—, la mayor parte del terreno es bastante accidentado y discontinuo. Los arcos del sur (marcados con el número 2) parecen conservar su forma, pero están compuestos por varias estructuras circulares más pequeñas, lo que sugeriría degradación por impactos posteriores, en lugar de ser producto de la renovación de la superficie o la contracción. Los bordes (marcados con el número 3) son aún más tenues y no presentan este tipo de textura de "cielo estrellado" como los arcos del sur. El centro muestra nuevamente una acumulación de terreno más suave y conectado que sus alrededores inmediatos, lo que sugiere una distinción topográfica, pero en general, esta región es más tosca y más desconectada de lo esperado por las inundaciones del mar o la jardinería de impacto.

Los datos de gravedad de GRAIL en la Fig. 4 anterior tampoco son concluyentes. El espesor de la corteza (Figs. 4a-c) aumenta de oeste a este, mientras que disminuye a un ritmo similar de norte a sur; estos valores oscilan entre 15 y 28 km en ambos casos. Esto se explicaría en parte por la erosión del mar y el emplazamiento basáltico, pero la gravedad de Bouguer (Figs. 4d,f,g), si bien disminuye ligeramente lateralmente y fluctúa longitudinalmente, se mantiene dentro del rango de gravedad neutra (0-30 mGal). El gradiente de Bouguer (Fig. 4e) también sugiere una variación muy débil de la gravedad. Si bien esto podría explicarse por el relleno y la solidificación significativos del mar para devolver el cráter a los niveles previos al impacto, esto no se sustenta en la profundidad absoluta generalizada de ~2700 m en toda la zona. Barata et al. (2012) clasificaron los cráteres fantasma en Marte como de fondo plano, sin borde, extremadamente superficiales, sin picos centrales y probablemente representarían lo que queda tras la erosión. Suponiendo que esta definición se aplique a la Luna, es improbable que se trate de un cráter fantasma. Existen indicios de un borde; no es particularmente superficial a 2700 m de profundidad absoluta y parece conservar algún elemento central. Su fondo es plano en cuanto a pendiente, aunque de grano grueso y discontinuo en términos azimutales. Hay indicios de la existencia de una estructura, pero la evidencia no parece respaldarla como un palimpsesto; de hecho, si fue anterior al mar, se esperaría un mayor espesor y altura (por ejemplo, debido al flujo basáltico) debido al relleno. Dado que no se puede descartar definitivamente y que existe un fondo plano tanto en pendiente como en perfiles de gravedad, le daremos una calificación de 2 (en una escala de 1 a 10).

[1] Barata, T. et al (2012). "Characterization of palimpsest craters on Mars". Planetary and Space Sci-ence. 72(1):62–69. DOI: 10.1016/j.pss.2012.09.015.