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viernes, 23 de mayo de 2025

EL CRÁTER HIPARCUS: UN VESTIGIO MILENARIO EN LA SUPERFICIE LUNAR

 

Por Marcelo Mojica – Club de Astronomía Ícarus, Cochabamba, Bolivia

Entre los numerosos accidentes geográficos que adornan la cara visible de la Luna, el cráter Hiparco destaca por su historia, estructura y relevancia científica. Ubicado en las coordenadas lunares 5.4° N y 8.5° E, en la región del cráter Ptolomeo, este cráter de impacto se extiende por aproximadamente 150 kilómetros de diámetro, con una profundidad media de unos 3.3 kilómetros. Su forma es algo irregular y poligonal, con bordes degradados y secciones colapsadas, resultado de su antigüedad y de los posteriores impactos y procesos geológicos que han alterado su estructura original. [1]

Hiparco es clasificado como un cráter del tipo “llanura amurallada”. Su interior ha sido parcialmente rellenado por flujos de lava basáltica durante el periodo Imbrico (aproximadamente hace 3.2 mil millones de años), lo que ha resultado en un fondo relativamente plano en comparación con otros cráteres de impacto más recientes. La erosión de sus paredes, el colapso de parte de su borde oriental y la presencia de grietas en su interior sugieren que Hiparco ha sido testigo de una larga historia de actividad lunar. En su centro ya no se observan picos centrales definidos, lo que indica que estos probablemente fueron cubiertos o erosionados por procesos posteriores al impacto. [2]

Este cráter se encuentra rodeado de otras formaciones interesantes, como el cráter Albategnius al sur y el cráter Horrocks en su borde noroeste. A lo largo de su contorno se notan pequeños cráteres secundarios, producto de impactos más recientes que han marcado la superficie con cicatrices superpuestas. [1]


Hiparco según Robert Hooke, Micrographia, 1665

Históricamente, Hiparco fue uno de los primeros cráteres estudiados por los pioneros de la astronomía telescópica. Robert Hooke, científico inglés del siglo XVII, lo observó utilizando un telescopio con una distancia focal de 9 metros, una verdadera hazaña para la época. En sus detalladas ilustraciones, Hooke llegó a sugerir la posible existencia de vegetación lunar dentro del cráter, interpretando ciertas texturas visuales como signos de flora. Hoy sabemos que esas ideas fueron fruto de limitaciones ópticas y del deseo de hallar vida más allá de la Tierra, pero sus observaciones representan un momento clave en la historia de la astronomía. Como escribe Robert Hooke.  Micrographia, 1665 pag 590. [3]

“Se podrá ver un tanto por el dibujo que he adjuntado aquí, que tracé con un aparato de treinta pies [915 cm] en octubre de 1664, justo antes de que la luna tuviese iluminada una mitad. aparece como un valle muy espacioso rodeado por una cordillera de montañas no muy altas en comparación con otras muchas de la luna ni tampoco muy empinadas. El valle mismo A B C D tiene en gran medida forma de pera, y por diversos aspectos que ofrece parece ser un lugar muy fértil, esto es, parece tener su superficie toda cubierta de algún tipo de sustancias vegetales, pues en todas las posiciones de la luz respecto a él parece producir una reflexión mucho más débil que las más áridas cumbres de las colinas circundantes, y ésas, mucho más débil que otras diversas montañas de la luna escabrosas, gredosas o rocosas. Así pues, no me niego a pensar que en el valle pueda haber vegetales análogos a nuestra hierba, arbustos y árboles, y la mayoría de esas colinas en tomo pueden estar tapizadas de una cubierta vegetal tan fina como la que podemos observar que tienen nuestras colinas, al modo del corto pasto de ovejas que cubre las colinas de las llanuras de Salisbury”

Desde la Tierra, Hiparco es fácilmente visible con telescopios de aficionado debido a su diámetro aparente de 71.9” y, bajo buenas condiciones de visibilidad, incluso con binoculares que tengan 10x, o mayor aumento. El mejor momento para observarlo es alrededor del día 6 al 8 del ciclo lunar (es decir, entre la luna creciente y el cuarto creciente), cuando el terminador —la línea que separa el día de la noche lunar— cruza cerca de su ubicación. Esto permite que las sombras alargadas revelen con gran claridad el relieve del terreno, resaltando los muros exteriores, los colapsos en el borde y las ondulaciones del piso interno. [2]

Desde el Club de Astronomía Ícarus, con base en Cochabamba – Bolivia, hemos realizado observaciones regulares del cráter Hiparco utilizando telescopios de mediana apertura, equipados con cámaras astronómicas CMOS de la marca ZWO. Modelos como la ASI178MC y la ASI120 color, combinados con telescopios Mak de 150mm y de 90mm de apertura, como también con refractores de alta calidad, nos han permitido capturar imágenes con gran nivel de detalle utilizando filtros IR y UV. Gracias a estas tecnologías, hemos podido documentar con precisión zonas de colapso, grietas internas, diferencias de albedo y hasta pequeños cráteres secundarios dentro de Hiparco.

 


Fig 2.  Imagen Obtenida con un Mak de 90mm F/1200 en fecha 19/Ene/2024 con condiciones regulares de cielo

Una de nuestras sesiones ocurrió en enero de 2024, bajo cielos despejados, aunque con condiciones regulares, debido a que es la época lluviosa. Durante esa jornada, logramos una secuencia de imágenes que muestra con claridad las sombras proyectadas por los muros occidentales del cráter, creando un contraste espectacular con su piso plano iluminado. Estas imágenes, procesadas cuidadosamente con software gratuito como RegiStax, han sido compartidas, generando gran interés.

 

 

 

 

 

A todos los aficionados a la astronomía, queremos invitarlos a observar el cráter Hiparco. No se necesita un equipo sofisticado: un telescopio pequeño o unos binoculares estables, con trípode, son suficientes para iniciar esta apasionante exploración lunar. Desde las alturas de los Andes, donde los cielos son más limpios y estables que en muchas regiones del mundo, tenemos una ventaja natural para la observación astronómica. Apuntar nuestros telescopios hacia la Luna no solo nos conecta con el pasado científico de la humanidad, sino que también nos motiva a seguir aprendiendo y descubriendo.

El cráter Hiparco no es solo una formación geológica: es una cápsula del tiempo, una huella tangible de la historia del Sistema Solar y un símbolo del espíritu explorador que todos llevamos dentro. Ya sea como parte de un estudio serio o como simple admiración por la belleza celeste, observar Hiparco es una experiencia que vale la pena vivir, una y otra vez.

Bibliografía

1.      https://es.wikipedia.org/wiki/Hipparchus_(cr%C3%A1ter)

2.      Virtual Moon Atlas. Freeware

3.      Micrographia, Robert Hooke, 1665 pag 590

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