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domingo, 2 de junio de 2019

CRÓNICAS LUNARES. LA DECISIÓN DE ALAN SHEPARD


Alberto Anunziato (Sociedad Lunar Argentina)

Aparecido en Diario Uno de Paraná el 1º de junio de 2019


Alan Shepard manipulando equipo técnico en la superficie lunar



El 5 de febrero de 1971 se produjo el tercer alunizaje exitoso de la serie Apolo, el del módulo lunar Antares de la misión Apolo 14. En el módulo de comando quedaba Stuart Roosa y en el módulo lunar iban como tripulantes Edgard Mitchell y Alan Shepard, los dos caracteres más contrapuestos de todo el programa espacial. Pero cuando fue necesaria una decisión valerosa, estuvieron de acuerdo.
Shepard era un héroe norteamericano incluso antes de ir a la Luna, ya que fue el primero de esa nacionalidad en ir al espacio (aunque segundo del primer hombre en el espacio, el soviético Yuri Gagarin). Incluso su carrera como astronauta parecía terminada cuando  le diagnosticaron la enfermedad de Meniere, un problema en el oído que causa vértigo y desorientación, y decidió someterse a una riesgosa operación sólo para poder volver al espacio. Lo consiguió diez años después con 47 años, el más veterano de los integrantes de la misiones  Apolo.
Los problemas para Apolo 14 comenzaron cuando el módulo lunar se separó del módulo de comando para iniciar el alunizaje. La computadora de a bordo empezó a emitir una señal de “abortar”, como si leyera problemas que parecían no existir. La primera instrucción desde Tierra a Shepard fue que golpeara el tablero con un destornillador para ver si la señal cesaba (lo que solemos hacer con nuestros electrodomésticos), pero fue en vano. El gran problema es que esa señal de “abortar” podía ser ignorada pero podría repetirse durante la fase de descenso propulsado y la computadora, interpretándola como una emergencia, activara automáticamente los motores de ignición que separaban las etapas de ascenso y descenso… enviando a la tripulación al espacio, o bien estrellarlos contra la superficie lunar. Finalmente desde Tierra, a toda velocidad, reescribieron el programa y Mitchell ingresó los cambios manualmente, de manera que la señal pudiera ser ignorada sin peligro.
Pero eso no fue todo. Empezó a fallar el radar de alunizaje que indicaba información tan vital como la altitud, la velocidad de descenso y los posibles obstáculos en superficie como montañas o paredes de cráteres. Fue un momento tenso. El protocolo indicaba que era una falla que implicaba abortar la misión. Cuando el tono de voz de Shepard cambió de nervioso a decidido, cundió la desesperación en la sala de control: se percataron de que Shepard, piloto del módulo lunar, alunizaría de todas maneras, aunque fuera a ciegas. Shepard consultó con Mitchell si tomaban ese riesgo y Mitchell le dijo que sí, aunque deberían tratar de hacer funcionar el radar primero. Lo cierto es que bastó con apretar más fuertemente el interruptor para que el radar comenzara a funcionar y el alunizaje fuera un éxito. Cuenta la leyenda que Mitchell, quien no parecía estar tan convencido como Shepard de alunizar a ciegas, le preguntó a éste luego de la misión si realmente hubiera tomado ese riesgo y Shepard le respondió “Nunca lo sabrás, Ed. Nunca lo sabrás”.
La misión fue muy valiosa, aunque sea injustamente recordada por la bravuconada de Shepard de llevar un palo de golf a escondidas y golpear una pelota en la superficie lunar. Lo que ahora suena pintoresco, en su momento fue muy criticado: se habían gastado miles de millones de dólares para mandar a un astronauta a jugar al golf en la Luna, en vez de enviar a un científico. Probablemente las reacciones adversas a esta imagen posibilitaron que al menos en la última misión Apolo viajara un geólogo (Jack Schmitt). Pero este verdadero “space cowboy”, que odiaba estudiar geología lunar, y su compañero Ed Mitchell, decidieron por unos instantes jugarse su vida para llegar a la Luna… hasta que el bendito radar funcionó.

“Crónicas lunares” es una serie de artículos de divulgación que forma parte del programa “La Luna y nosotros”, destinado a celebrar los 50 años del alunizaje del Apolo XI y la llegada del hombre a la Luna, organizado por la Sociedad Lunar Argentina (SLA). En el marco de ese programa, el próximo domingo 2 de junio de 2019 a las 18 horas se llevará a cabo una conferencia teórico-práctica llamada “Introducción a la Selenografía. Cómo reconocer lo que vemos en la superficie de la Luna”. Es un evento de la Sociedad Lunar Paranaense, integrante de la  Sociedad Lunar Argentina, auspiciado por el Centro de Observadores del Espacio de Santa Fe y la Liga Iberoamericana de Astronomía. Con imágenes obtenidas por miembros de la Sociedad Lunar Paranaense se ilustraran los distintos tipos de paisajes que se pueden observar con un telescopio en la cara visible de la Luna. Los interesados en participar de este importante evento de astronomía amateur deberán enviar un email a sociedadlunarargentina@gmail.com para confirmar su presencia, ya que por razones de espacio el cupo es limitado.

 La rama local de la SLA es la Sociedad Lunar Paranaense. Contactate con nosotros para unirte a nuestras actividades, enviando un email a sociedadlunarargentina@gmail.com


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