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sábado, 30 de agosto de 2025

UNA PEQUEÑA COMPARACIÓN DE LOS CRÁTERES OBLICUOS CON ESPINA CENTRAL

 

Traducción del texto aparecido en la edición de agosto 2025 de “The Lunar Observer”

En la edición de junio pasado de nuestra revista nos referimos a un cráter oblicuo de tamaño reducido y apariencia extraña: Piazzi Smyth V y hacíamos una comparación visual del rasgo más extraño del mismo, su elevación central alargada, que ocupa buena parte del suelo del cráter. La comparación era con dos cráteres oblicuos que también presentan esa elevación central alargado en lugar del pico central de los cráteres normales, Schiller y Heraclitus, aunque en ambos cráteres la “espina central” abarca una parte del suelo mucho más pequeña que la que ocupa la “espina central” de Piazzi Smyth V. También decíamos que Schiller y Heraclitus eran cráteres mucho más antiguos que Piazzi Smyth V y que las modificaciones que sufrieron luego de su creación (impactos y extrusión de lava en Schiller e impactos en el caso de Heraclitus) podrían haber suprimido parte de la “espina central”. La comparación de las 3 “espinas centrales” y su relieve es la IMAGE 1.

Me pareció interesante hacer un análisis un poco más profundo, para ver si encontraba algún tipo de patrón en la relación entre el tamaño y cuán alargado es un cráter y el tamaño de su pico central alargado (o “espina central”), recurriendo a la única lista de cráteres oblicuos, al menos que yo sepa, que se encuentra en https://the-moon.us/wiki/Oblique_Impact_Craters

No todos los cráteres oblicuos tienen “espina central”, por eso la muestra se limita a los 3 ya analizados y a un cráter de la cara oculta Buys-Ballot, ubicado al noroeste de Lacus Luxuriae. “El cráter Buys-Ballot (BB) se encuentra en medio de las tierras altas de la cara oculta (22º N, 175º E), alejado de depósitos de mare y cráteres con halos oscuros, indicativos de antiguos basaltos enterrados. Presenta las características distintivas de un impacto de ángulo muy bajo: planta alargada en forma de pera (90 km x 60 km), ensanchamiento del cráter transversal a la trayectoria inferida y cresta central. Según la forma del cráter, el ángulo de impacto fue probablemente de unos 10º, lo que requeriría un impactador de unos 10 km de diámetro para producir un cráter de este tamaño. El impacto se produjo en el borde de un cráter mayor situado en el anillo interior de una gran cuenca degradada de dos anillos, Freundlich/Sharanov. Como resultado tanto de la trayectoria como de la topografía, la falla del impactador durante la penetración extendió el cráter hacia abajo, de forma similar a los experimentos de laboratorio y a ciertos cráteres en otros lugares” (Schultz, Peter, The Possible Generation of Friction Melts at the Lunar Crater, Buys-Ballot, en https://www.researchgate.net/publication/253189153_The_Possible_Generation_of_Friction_Melts_at_the_Lunar_Crater_Buys-Ballot ).

Las similitudes de este cráter (IMAGE 2) son evidentes con Schiller y Heraclitus por tamaño y forma. Los 3 son cráteres muy alongados en los que la espina central ocupa solamente una parte del suelo, en los 3 la espina central es prominente visualmente pero poco elevada. El cuadro que sigue es parte de mi pequeña investigación. En los 3 cráteres alongados de gran tamaño (Schiller, Heraclitus y Buys-Ballot en orden de mayor a menor) vemos que tienen un grado de alongamiento similar (Heraclitus y Buys-Ballot casi iguales, Schiller es mucho más largo y alongado), que en los 3 la “espina central” ocupa un porcentaje del suelo similar (30% en promedio) y se encuentra en uno de los extremos.

 

EJE MAYOR

EJE MENOR

PROPORCIÓN

EJE MENOR/EJE MAYOR

ESPINA CENTRAL

PORCENTAJE DEL EJE MAYOR DE LA ESPINA

SCHILLER

176 KMS

71 KMS

2.47

41 KMS

23,29 %

HERACLITUS

109 KMS

75 KMS

1.45

33 KMS

35,97 %

BUYS-BALLOT

90 KMS

60 KMS

1.50

33 KMS

29,70 %

PIAZZI SMYTH V

7 KMS

3.5 KMS

2.0

5.6 KMS

80,00 %

Desalentadoramente, Piazzi Smyth es diferente a los otros 3 cráteres con “espina central”: es mucho más pequeño, mucho más alongado y su espina central ocupa el 80% del suelo. Hay otra diferencia, mucho más importante que esta comparación numérica: Piazzi-Smyth V es un cráter mucho más pequeño que los otros 3 y, por ende, su topografía no puede compararse con cráteres mucho más grandes. Los cráteres de impacto “normales” tienen grandes diferencias de acuerdo a su tamaño, los picos centrales solamente están presentes en los cráteres de diámetro más extenso (piensen en Proclus y Copernicus, por ejemplo). En el caso de los cráteres oblicuos el mecanismo de formación del pico central (o “espina central”) debería también depender del tamaño del impactador y, en consecuencia, del diámetro del cráter. Que cráteres de tamaño y forma similares como Schiller, Heraclitus y Buys-Ballot tengan picos centrales alargados y que estos se encuentren en uno de los extremos es perfectamente entendible, lo que no es comprensible es la forma de Piazzi-Smyth V: su espina central ocupar una proporción significativamente más grande que los anteriores. Y más aún, la presencia de esa “espina central” tan grande es una anomalía, ya que en los cráteres más pequeños no es posible que el impacto inicial genere picos centrales (menos de 20 kilómetros de diámetro).

Que un cráter de 7 kilómetros de largo por 3.5 de ancho tenga pico central sería imposible para un cráter normal y, entiendo, también para un cráter oblicuo, pueden buscar en la lista antes citada los cráteres oblicuos más chicos que Schiller (como Messier y Messier A), más raro aún es que siendo un cráter tan pequeño no solamente tenga elevación central, sino que, además, dicha elevación central sea significativamente más larga que la de los cráteres más grandes.

La comparación no ha sido fructífera, por cuanto no se pudo obtener patrones en la forma de los cráteres oblicuos, Piazzi-Smyth V continúa siendo una rareza.

IMAGES 1/2 LROC Quickmap.


martes, 26 de agosto de 2025

EL DORSUM AL OESTE DE SUESS F


 TRADUCCIÓN DEL TEXTO APARECIDO EN LA EDICIÓN DE AGOSTO 2025 DE “THE LUNAR OBSERVER”

Suess F (7 kms diámetro) es el cráter que vemos a la izquierda del ancho dorsum de IMAGE 1, se encuentra en Oceanus Procellarum, al sur de Kepler. El dorsum que corre al oeste de Suess F es bastante interesante, porque presenta una variada topografía, pese a ser bastante pequeño, siempre que lo observemos en las condiciones ideales de iluminación oblicua cerca del terminador. IMAGE 2 es un recorte de la imagen que se encuentra en la página 312 del Volume 2 del Photographic Lunar Atlas for Moon Observers by Kwok C. Pau. Como usualmente, acompaño imágenes del Atlas de Kwok para situar con mayor precisión los dorsa que dibujo, supliendo las deficiencias de mis habilidades para el dibujo y buscando confirmar lo que observo visualmente, lo que ha sido muy importante para mi evolución como observador habitual de dorsa. En este caso, empezamos de sur a norte (arriba abajo). Hay una bifurcación hacia el este, que no se ve muy bien en IMAGE 1 porque la cresta del arco brillaba muy intensamente. La cresta migra de margen, de este a oeste, se ve claramente en IMAGE 2 y no tanto en IMAGE 1 (evidentemente la cresta desciende en altura). El arco es bastanto ancho. Más al norte la cresta es bastante visible en IMAGE 2mientras que en IMAGE 1 se puede intuir solamente por la densa y ancha sombra. Muy interesante es la topografía del extremo norte del arco. 

En IMAGE 2 vemos que la cresta pasa por el margen oeste pero el margen este presenta un brillo muy leve, que podría ser una cresta secundaria, pero más bien sería una elevación más ancha y bastante brillante. En IMAGE 1 se ve una zona circular un poco más brillante (que marcamos con un trazo de lapiz) que en IMAGE 2 vemos que es un pequeñísimo cráter, y una zona muy levemente oscura en medio del brillo, que vemos en IMAGE 2 vemos que sería una especie de hondanada paralela a la cresta, que está en sombras en medio de la cresta y de una elevación secundaria (gradiente). En el extremo sur se ven dos elevaciones paralelas, que en realidad son dos arcos paralelos, más corto el del este e incompleto el del oeste, que sigue más hacia el norte (como vemos en IMAGE 2), aunque son dorsa más estrechos y, por ende, de estructura más simple.

Name and location of observer: Alberto Anunziato (Paraná, Argentina).

Name of feature: SUESS F

Date and time (UT) of observation: 2025-07-06  22.40-23.10 UT

Size and type of telescope used: 105  mm. Maksutov-Cassegrain (Meade EX 105) .

Magnification: 154X

jueves, 21 de agosto de 2025

Reiner Gamma: el remolino magnético de la Luna

 

(Marcelo Mojica – Club deAstromía Icarus)



Fig.1.- Imagen obtenida el 6 de agosto del 2025 a horas 23:24 UT con un s=7/10 y t= 4/6 Telescopio Mak de 150mm de apertura y una focal de 1800mm más un filtro UV/IR Baader.

En la extensa llanura del Oceanus Procellarum, en la cara visible de la Luna, se encuentra una de las formaciones más enigmáticas y científicamente intrigantes de la superficie lunar: Reiner Gamma.Fig.1. Esta estructura no es un cráter, ni una montaña ni una grieta. Es una figura brillante, alargada y curvada, con forma de remolino, que resalta por su alto contraste respecto al terreno circundante, especialmente cuando el Sol incide directamente sobre ella.

Ubicada en las coordenadas lunares aproximadas 7.2°N y 59°O, Reiner Gamma debe su nombre al cercano cráter Reiner, aunque no está relacionado directamente con él desde el punto de vista geológico. La estructura se extiende por cerca de 70 kilómetros y es perfectamente visible desde la Tierra con telescopios de aficionado. Su naturaleza ha sido objeto de debate desde su descubrimiento visual, debido a que no presenta relieve: no proyecta sombras y es completamente plana, lo que descarta que se trate de una formación topográfica. [1]

¿Cuándo y cómo observar Reiner Gamma?

A diferencia de los cráteres y montañas lunares, que muestran su mayor detalle cerca del terminador lunar (la línea entre la noche y el día lunar), Reiner Gamma se revela con mayor claridad cuando el Sol se encuentra alto sobre esa región, es decir, hacia el día 14 del ciclo lunar, durante la Luna llena o justo antes. Su superficie refleja con gran intensidad la luz solar, haciéndola resaltar sobre el oscuro regolito del Oceanus Procellarum. [2]

Es visible incluso con telescopios modestos de entre 90 mm y 130 mm de apertura, especialmente si se emplean filtros lunares o técnicas de fotografía digital de alto contraste.

Una anomalía magnética lunar

El misterio de Reiner Gamma comenzó a resolverse con las observaciones orbitales realizadas por diversas sondas espaciales. Ya en la década de 1970, las misiones Apollo 15 y Apollo 16 detectaron anomalías magnéticas locales en la zona. Más tarde, misiones no tripuladas como Lunar Prospector (1998–1999) y Kaguya (SELENE) de la agencia espacial japonesa JAXA (2007–2009) confirmaron la existencia de campos magnéticos intensos y localizados asociados a Reiner Gamma.

Más recientemente, la sonda Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO) de la NASA ha proporcionado imágenes de alta resolución y datos espectrales que apoyan la hipótesis de que se trata de una estructura superficial alterada por campos magnéticos que desvían el viento solar. Fig.2.

Estas regiones magnetizadas actúan como escudos naturales, impidiendo que las partículas solares degraden el regolito lunar. Como resultado, el material en la superficie de Reiner Gamma permanece más brillante y menos “maduro” espacialmente, es decir, no se ha oscurecido con el paso del tiempo como ocurre en otras regiones no protegidas. [1]

Fig.2.- Lunar Reconnaissance Orbiter. Imagen de Reiner Gamma (cámara gran angular)



Fig.3.- Mare Ingenii (Mar de la Inteligencia). Lunar Reconnaissance Orbiter. [4]

Origen aún incierto

El origen del campo magnético que da lugar a Reiner Gamma sigue siendo objeto de investigación. Una de las teorías más aceptadas sugiere que el impacto de un cometa, rico en material volátil, pudo haber generado el patrón magnético al alterar localmente las propiedades del subsuelo, dejando como resultado este remolino. Otra hipótesis propone que son remanentes de antiguos campos magnéticos internos, preservados en flujos de lava ricos en minerales ferromagnéticos, aunque esto resulta sorprendente, dado que la Luna ya no posee un núcleo activo generador de campo magnético global. [3]

Lo cierto es que la estructura no está aislada: otras formaciones similares, aunque menos visibles, se han detectado en la cara oculta de la Luna, como en Mare Ingenii (Fig3.) y Mare Marginis, pero Reiner Gamma es la más brillante, simétrica y accesible para la observación desde la Tierra. [4, 5]

Una invitación al asombro

Para los astrónomos aficionados, Reiner Gamma representa una oportunidad única: observar con un modesto telescopio una estructura que no es un relieve, sino una manifestación visual de un fenómeno invisible: el magnetismo. No hay muchas ocasiones en la astronomía visual donde pueda verse una "huella" magnética en un cuerpo celeste.

Observar Reiner Gamma es también un acto de conexión con la ciencia lunar moderna. Es seguir los pasos de sondas espaciales, pero desde el patio de casa o el campo abierto. Es comprobar, con nuestros propios ojos, que el universo guarda secretos que no siempre son montañas ni cráteres, sino patrones sutiles que hablan de impactos, magnetismo y tiempo.

Así que, en la próxima Luna llena, apunta tu telescopio hacia el Oceanus Procellarum y busca ese tenue remolino blanco. Estás viendo algo verdaderamente extraño y maravilloso: una pintura sin pincel, un remolino sin viento, un fósil magnético de la historia lunar.

Bibiliografía

1.      https://es.wikipedia.org/wiki/Reiner_Gamma

2.      Virtual Moon Atlas V8.2.  Freeware

3.      https://www.astronomica.es/imagen.asp?id=1&seccion=1&id_prod=504

4.      https://en-m-wikipedia-org.translate.goog/wiki/Mare_Ingenii?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=tc

5.      https://en-m-wikipedia-org.translate.goog/wiki/Mare_Marginis?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=tc

 

miércoles, 13 de agosto de 2025

Las 10 Maravillas en Mare Imbrium

 

(Marcelo Mojica – Club de Astronomía Icarus)

El cielo de estas noches es un poema escrito en plata. La Luna, en su fase creciente, derrama su luz sobre nuestras ciudades y campos, como si quisiera recordarnos que todavía hay maravillas que se pueden ver sin alejarse demasiado de casa. Y allí, en su hemisferio norte, se abre una de las regiones más fascinantes y ricas en historia geológica: el Mare Imbrium, el Mar de las Lluvias.

Esta vasta llanura oscura, formada hace más de 3.800 millones de años por el impacto de un colosal asteroide, es un escenario cósmico digno de exploradores. Sus dimensiones impresionan: más de 1.100 km de diámetro y unos 3 km de profundidad media. A través de un telescopio pequeño, o incluso con binoculares de buena calidad, su contorno circular se dibuja como un ojo antiguo que mira hacia la Tierra.

Fig.1.- Mapa para ubicar algunas características de la Luna sobre Mare Imbrium. [1]

Hoy, con los cielos despejados de la estación y la Luna en una fase ideal, te invito a sacar tu telescopio, enfocar con paciencia y dejarte guiar por estas 10 maravillas que yacen en el Mare Imbrium.

1. Sinus Iridum – La Bahía del Arcoíris

En el noroeste del Mare Imbrium, un arco dorado se curva hacia la negrura: es Sinus Iridum, un golfo lunar creado por un impacto posterior al del propio Mare Imbrium. Sus acantilados circulares, conocidos como Montes Jura, se iluminan al amanecer lunar como si fuesen los dientes de un colosal dragón. Es un espectáculo de luz y sombra que ningún aficionado debería perderse. [2]

2. Montes Alpes y el Vallis Alpes

Al noreste se alzan los Montes Alpes, una cadena montañosa que, incluso con modestos aumentos, revela picos y crestas. Allí se esconde el Vallis Alpes, un cañón de 166 km de largo que atraviesa la cordillera como una cicatriz. Con telescopios medianos, se puede distinguir su piso liso, una invitación silenciosa a imaginar un paseo por sus praderas de polvo. [3, 4]

3. Cráter Plato

Oscuro y casi perfectamente circular, Plato es un cráter de 101 km que se asienta al borde norte del Mare Imbrium. Su interior plano, cubierto por lava solidificada, contrasta con sus paredes escarpadas. En noches de excelente seeing, es posible detectar pequeños cráteres internos, como diminutas joyas ocultas. [5]

4. Montes Spitzbergen

Cerca del centro-oeste del mare, los Montes Spitzbergen se levantan como islas solitarias sobre el mar de basalto. Aunque modestos en tamaño, su forma recuerda las cumbres heladas de su homónimo terrestre en el Ártico. [6]

5. Cráter Archimedes

De forma amplia y elegante, Archimedes mide 83 km y posee un fondo liso, sin picos centrales. Sus paredes muestran suaves terrazas que, al recibir la luz rasante, proyectan sombras largas y majestuosas. [7]

6. Montes Apenninus

En el sureste del Mare Imbrium se eleva una de las cordilleras más espectaculares de la Luna: los Montes Apenninus, con picos que superan los 5.000 metros de altura. Son los guardianes de la frontera con el Mare Serenitatis y, en noches claras, parecen montañas terrenales bañadas por un sol eterno. [8]

7. Cráter Eratosthenes

Al final de los Apenninus, como si custodiara su entrada, se encuentra Eratosthenes, un cráter de 58 km con un sistema de picos centrales y un anillo de rayos que se extiende hacia el mare. Es un excelente objetivo para estudiar el impacto y la erosión en el tiempo lunar. [9]

8. Dorsa Stille

No todo son montañas y cráteres; las Dorsa Stille son dorsales bajas y suaves, ondulaciones de la superficie que se formaron por contracciones en el basalto enfriado. A través de un telescopio pequeño parecen arrugas sutiles en un lienzo antiguo. [10]

9. Montes Carpatus

Al suroeste del Mare Imbrium, los Montes Carpatus forman una cadena quebrada que se extiende hacia el este. Sus picos dispersos crean un horizonte irregular que, con luz rasante, se transforma en un juego de contrastes. [11]

10. Cráter Timocharis

En la parte central occidental del mare, Timocharis brilla con su anillo bien definido y su suelo central. Es más pequeño que Archimedes, pero igualmente fotogénico, y su soledad en medio del mare le da un aire de faro lunar. [12]

Una invitación al viaje

Observar el Mare Imbrium no es solo un ejercicio astronómico: es una excursión mental a un mundo que nunca tuvo océanos, pero sí “mares” de roca líquida enfriada hace eones. Cada cráter, cada cordillera, es un capítulo de la historia de nuestro satélite.

Esta noche, mientras el aire de la estación mantiene los cielos despejados, toma tu telescopio o binoculares, ajusta el enfoque y déjate envolver por el silencio de la Luna. Observa cómo las sombras se deslizan sobre el Mare Imbrium, revelando y ocultando sus maravillas como si la propia Luna quisiera dosificarnos sus secretos.



Fig. 2.- Mare Imbrium, Luna en fase llena, a través de un telescopio refractor APO de 70mm de diámetro y 420mm de focal

No importa si tienes un refractor pequeño, un reflector mediano o unos binoculares bien estables. El Mare Imbrium siempre tendrá algo nuevo que mostrarte: una montaña que no habías notado antes, un cráter cuya sombra hoy se proyecta más larga, una dorsal que se ilumina por primera vez ante tus ojos.

La Luna está hermosa, esperando tu visita. Esta noche, conviértete en explorador. Las maravillas del Mare Imbrium están listas para recibirte.

Bibliografía

1.      https://astronomynow.com/2024/03/15/inspect-impressive-mare-imbrium/

2.      https://es.wikipedia.org/wiki/Sinus_Iridum

3.      https://es.wikipedia.org/wiki/Vallis_Alpes

4.      https://es.wikipedia.org/wiki/Montes_Alpes

5.      https://es.wikipedia.org/wiki/Plat%C3%B3n_(cr%C3%A1ter)

6.      https://es.wikipedia.org/wiki/Montes_Spitzbergen

7.      https://es.wikipedia.org/wiki/Archimedes_(cr%C3%A1ter)

8.      https://es.wikipedia.org/wiki/Montes_Apenninus

9.      https://es.wikipedia.org/wiki/Eratosthenes_(cr%C3%A1ter)

10.  https://the-moon.us/wiki/Dorsa_Stille

11.  https://es.wikipedia.org/wiki/Montes_Carpatus

12.  https://es.wikipedia.org/wiki/Tim%C3%B3caris_(cr%C3%A1ter_lunar)

martes, 12 de agosto de 2025

DORSA ALREDEDOR DEL CRÁTER HERMANN


 

Traducción del texto aparecido en la edición de agosto 2025 de “The Lunar Observer”

Hermann es un cráter de 15 kilómetros de diámetro ubicado en el extremo oeste de Oceanus Procellarum. Me pareció interesante la disposición de los distintos dorsa al norte y sur de este cráter. Sin dudas, lo que más me incitó a registrar la zona fue la extraña franja oscura que cruza de oeste a este el dorsum al sur de Hermann, de la que nos ocuparemos en la última parte. El registro de la topografía de los dorsa (que es actualmente mi actividad observacional preferida) fue un poco dificultoso, porque la zona es bastante anodina, y los cráteres son pequeños. Como se ve en IMAGE 1 parece haber un dorsum que corre de norte a sur y que intersecta Hermann y dobla al este, mientras que más al norte hay otro dorsum que es parcialmente paralelo y luego dobla al oeste. Pero si vemos el listado de dorsa del LROC Quickmap, se trata de varios dorsa, y en realidad Hermann divide dos dorsa distintos. Como suele suceder, mi telescopio y mis ojos no pudieron resolver estos detalles pequeños y lo percibí como un conjunto. Como hago usualmente, en seguida fui al Photographic Lunar Atlas for Moon Observers de Kwok C. Pau para, ansiosamente, corroborar que (a grandes rasgos) había registrado con cierta exactitud la topografía. En la página 424 del Volume 2 hay una imagen, y IMAGE 2 es el detalle (la zona dibujada en IMAGE 1 es la que marca el cuadrado negro).


IMAGE 3 es una combinación de ambas imágenes en la que hemos marcado 6 zonas de interés. La flecha 1 indica el margen este del dorsum al sur de Hermann, en el que parecía haber una cresta de brillo muy leve, la flecha 2 indica el margen oeste, que prácticamente no se ve en la imagen fotográfica pero que se distinguía visualmente como una línea de delgada de sombra leve. Inmediatamente al norte de Hermann se encuentra Hermann B, un craterlet de 5 kilómetros, que extrañamente observé como una línea brillante (pensé que era un segmento de cresta). La flecha 3 indica un pequeño dorsum que casi no se ve en la imagen de Kwok y que se veía visualmente con cierto brillo. El dorsum al norte de Hermann es marcado por las flechas 4 (margen este, con una pequeña cresta) y 5 (margen oeste). El dorsum marcado por la flecha 6 parece ser mucho más alto, más brillante y con sombras mas grueso, especialmente en la IMAGE 1. No tengo la más mínima de la naturaleza de la sombra leve que parecía surgir desde el terminador, cerca de una zona brillante en la parte en sombras (que no puedo ubicar), y atravesar el segmento al sur de Hermann de oeste a este y luego doblar levemente al sur (ensanchándose levemente). No he podido identificar una elevación que hay podido proyectar esa sombra. Era una sombra muy leve, que en la media hora que duró la observación se fue haciendo mucho menos visible, y casi no se veía a las 23.40 UT. Trataremos de repetir la observación con la misma colongitud (59.9º). ¿ Qué será?

Name and location of observer: Alberto Anunziato (Paraná, Argentina).

Name of feature: HERMANN

Date and time (UT) of observation: 2025-07-07 23.00-23.30 UT

Size and type of telescope used: 105  mm. Maksutov-Cassegrain (Meade EX 105) .

Magnification: 154X

jueves, 7 de agosto de 2025

10 AÑOS DE REPORTES DE OBSERVACIÓN LUNAR


 

10 años de aventura lunar. Fue en agosto de 2015 que la revista The Lunar Observer, newsletter de la Sección Estudios Topográficos Lunares de ALPO (Association of Lunar and Planetary Observers) aceptó y publicó nuestra primera contribución. Era una foto del cráter Dyonisius para la Sección de Focus On que tenía como objetivo dicha formación lunar. Desde entonces, en cada edición mensual de The Lunar Observer hubo contribuciones latinoamericanas, ya van 121 meses ininterrumpidos. Las imágenes se multiplicaron, empezamos a publicar textos, propusimos temas de debate, y la contribución de los observadores latinoamericanos se transformó en fundamental, en no pocas ediciones fuimos mayoría en el número de observadores, en los últimos años nuestros aportes fueron realzados en las conferencias anuales de ALPO y desde 2021 uno de nuestros miembros es Coordinador Adjunto de la Sección Estudios Topográficos Lunares.

El recorrido comenzó con la creación de la Sección Lunar de la Liga Iberoamericana de Astronomía en 2015, un paso audaz que habla bien del conocimiento sobre la astronomía amateur de su directiva. Es creencia, lamentablemente extendida, de que nada hay que observar en la Luna, que hoy solamente es un blanco fácil para el astrofotografo que se inicia. Y el éxito de la Sección Lunar de LIADA hizo que nos fanatizaramos con la Luna y lanzáramos otra aventura, la Sociedad Lunar Argentina, en 2019.

Aprovechamos para agradecer a todos los observadores que han participado de nuestra aventura observacional y para recordarles que envíen todas las imágenes y observaciones que tengan, todo es útil, la Luna es un lugar por descubrir, y los invitamos a seguir cartografiando nuestro próximo escalón en la aventura espacial.

Envía tus observaciones a sociedadlunarargentina@gmail.com

sábado, 26 de julio de 2025

EN LA CONFERENCIA ANUAL 2025 DE ALPO (ASSOCIATION OF LUNAR AND PLANETARY OBSERVERS)

 


Participamos el viernes 25 y el sábado 26 de julio en la Conferencia Anual 2025 de ALPO presentando algunas ideas sobre posibles líneas nuevas de observación lunar. Nuestra presentación se llamó “Do we need new lunar terms?” (“¿Necesitamos nuevos términos lunares?”). De los comentarios a nuestra presentación nos llevamos varias ideas interesantes para futuros trabajos, y de la presentación del Coordinador de la Sección de Estudios Topográficos Lunares, David Teske, el cariño que nos tienen a los observadores latinoamericanos en la asociación señera de la astronomía planetaria.


UNA PROPUESTA DE NOMENCLATURA PARA LOS DORSA (Y UN POCO DE FILOSOFÍA DE LA CIENCIA)

 

Traducción del texto aparecido en la edición de julio 2025 de “The Lunar Observer”

Este texto es una continuación del texto aparecido el mes pasado, en el que sugeríamos algunas ideas sobre la topografía de los dorsa, un tema en el que hemos estado reflexionando bastante en los últimos años. Ahora proponemos una nomenclatura, una serie de términos que identifiquen las estructuras que se observan en la topografía de estas formaciones tectónicas presentes en los maria de la Luna. Lo que sigue es una pequeña introducción argumentando sobre la necesidad y utilidad de nombrar los detalles que se ven en el interior de los dorsa, y una propuesta de términos que puedan facilitar la observación y la comunicabilidad de sus registros.

1.-LA SELECTIVIDAD

Toda observación astronómica, la visual principalmente, aunque también la fotográfica, requiere un grado de selectividad: siempre vamos a ver más de lo que registraremos, por lo que la tarea de reducir el volumen de información a un volumen manejable y que sea información significativa es esencial. Seleccionar qué dibujar, es decir, qué registrar, era un proceso esencial en la época, no tan lejana, en que la observación lunar era visual. En nuestra época, en que la observación es esencialmente fotográfica, sigue siendo un proceso necesario. La imagen fotográfica es objetiva, no hay información que se pierda por no registrarla, pero suministra tanta información que al analizarla también hacemos una selección.

Hoy conocemos la superficie de la Luna con un grado de detalle muy alto. La tecnología para captar imágenes avanza constantemente y además tenemos imágenes en órbita la Luna. Pero también conocemos más porque sabemos cómo funcionaron los procesos geológicos que la formaron. Desde la primera observación telescópica de la Luna en 1609 por Galileo hasta poco más de medio siglo no había guía segura para lo que veíamos en la superficie de la Luna. Dice Frances Manasek (Treatise on Lunar Maps, 2022, page 9): “It is very tempting to suggest that the  absence of geologic theory inhibited visual observation and in the theoretical vacuum, the hermeneutic concept of lunar objects speaking for themselves was not particularly useful. The earth was familiar to cartographers and the lack of substantive geologic theory did not inhibit cartographic delineation of its features. However, the Moon was not familiar and the absence of a theoretical basis for its formations may well have spawned the confusing history of lunar iconography”.

La labor de los observadores visuales antes de mediados del siglo XX fue titánica en un doble sentido: porque a la observación debían agregar el registro de lo observado con un dibujo y porque trataban de descifrar un mundo del que nada sabían.

Hemos citado la primera observación lunar que realizó Galileo en 1609, fue hecha con un telescopio de apenas 8 aumentos y muy poco luminoso. Los dibujos de Galileo no permiten reconocer fácilmente las formaciones geológicas que debió haber visto. La observación tuvo el valor de comenzar un nuevo paradigma porque fue una comprobación experimental de que en la Luna hay elevaciones y depresiones como en la Tierra. ¿Podría haber seleccionado esa información sin haber conocido el texto de Plutarco “Sobre la cara visible en la Luna”? En dicho tratado el filósofo griego expone la tesis de que la Luna es idéntica a la Tierra y no una esfera lisa y perfecta. Galileo no lo cita, pero pone en boca de “los pitagóricos” dicha tesis y su descripción de la Luna fue acusada en su época de ser un plagio de la de Plutarco. Galileo observó telescópicamente la Luna buscando comprobar la tesis de Plutarco y lo hizo, pero cuando no tenía la guía del filósofo griego le costó mucho más interpretar lo que estaba viendo. Las formaciones selenográficas más comunes son lo que hoy conocemos como cráteres, Galileo se refirió a ellos como “maculae novae” (new spots), para diferenciarlas de las “maculae antiquae” (old spots), es decir, de las manchas visibles a simple vista (los maría), la diferencia era que eran oscuras por las sombras que proyectaban y no por su albedo (como los maría). Los cráteres no formaban parte del paisaje terrestre y los selenógrafos experimentados con grandes telescopios los veían como anillos montañosos (Hevelius, por ejemplo), sin registro de detalles que cualquier telescopio capta, como picos centrales y detalles de las paredes. Habrá que esperar hasta fines del siglo XVIII para que Johann Schroeter introdujera el término “cráter”: “A finales del siglo XVIII, los accidentes lunares aún se describían de forma imprecisa, sin una taxonomía geológica sistemática y coherente. Existían «mares», «montañas», «valles», «bahías» y «manchas». (…) Schroeter ha sido considerado el primero en introducir el término «cráter» en la selenografía, renombrando aquellas manchas que a veces se denominaban «valles»” (Manasek, página 184).

Y además fue el primero en registrar más o menos sistemáticamente detalles de las paredes y de los picos centrales. El primer paso para este enorme progreso observacional fue la creación del concepto y término relacionado “cráter”. El concepto era meramente observacional: “El término singular «cráter» permitió agrupar un gran número de accidentes lunares en una clase morfológicamente definible y con un nombre claro. Schroeter simplemente pretendía decir «crátera» (krater) o «depresión» y no implicaba un origen volcánico para los cráteres” (Manasek, página 186). Es decir, “Durante mucho tiempo, los picos centrales, obviamente claramente observados, estuvieron ausentes de los mapas de la Luna, ciertamente vistos, pero no registrados con precisión o consistencia”, a partir del concepto observacional de “cráter”, que permitió agrupar formaciones similares y fijar una taxonomía estándar de las mismas, se empezó a registrar los detalles que antes se veían y no se registraban. A observar también se aprende: “Quizás esta evolución sugiere un largo período de aprendizaje para percibir e interpretar imágenes ópticas, que comenzó con la ambigüedad inicial tras Galileo y no se materializó hasta el siglo XIX, o que la codificación de tal detalle requirió las observaciones más intensivas resultantes de la presentación coreográfica de los detalles de la superficie lunar. Podríamos argumentar que el pico central alcanzó reconocimiento a medida que se desarrollaban la selenología y la geología” (Manasek, page 338).

Casos similares se dieron con las rimas (a partir del catálogo que elaboró Julius Schmidt en 1886) y de los dorsa mismos a partir de los pioneros registros del propio Schroeter.

Esto nos lleva a preguntarnos cómo se construye la percepción sensorial de lo que observamos a través del telescopio, no como una reflexión ociosa sino con el propósito de considerar si una nomenclatura puede mejorar la observación.

2.-LA PERCEPCIÓN Y LA CARGA TEÓRICA DE LA OBSERVACIÓN

Para el enfoque clásico y positivista la teoría es totalmente independiente de la observación, que tiene el papel de confirmar o desmentir las hipótesis. La observación utiliza términos que se refieren a propiedades fenoménicas perceptibles por los sentidos y por lo tanto es neutral. Es un enfoque que lleva a la conclusión de que las diferencias en lo que los selenógrafos han observado desde 1609 a la actualidad solamente podrían deberse a la evolución de los instrumentos con los que se observa, ya que la Luna es siempre la misma y nuestros ojos también, siendo la tecnología el único factor variante. Es un enfoque un poco ingenuo, aunque suele ser el enfoque por default de los astrónomos, profesionales o amateurs. En el otro extremo tenemos teorías como la de Thomas Kuhn, para quien el marco conceptual teórico es el requisito previo de la percepción misma: “cuando el paradigma cambia, el mismo mundo cambia con él”, no podemos observar nada que no esté determinado por el paradigma dominante, o como la de Paul Churchland, quien sostiene que la observación ni siquiera podría suministrar información fáctica autónoma válida para testear una teoría. En el centro tenemos visiones sobre la percepción y la observación como la Norwood Russel Hanson, para quien la identificación de los objetos con sus propiedades y relaciones depende tanto de 1) la estimulación sensorial, como de 2) un marco previo de referencias conceptuales, por lo que la observación no solamente está formada por datos sensoriales (imágenes en nuestro caso), como sostiene el positivismo, sino también por enunciados sobre esas imágenes. Las consecuencias de la carga teórica de la observación son: la teoría hace posible la observación, el aprendizaje es fundamental para la observación, el observador no es neutral, participa de la observación (que es una relación entre observador y observado). En ese marco conceptual se encuentran los estudios sobre la visión y la observación de Fred Dretske. Este autor distingue entre “sensory perception or object perception”, una manera que no implica necesariamente conocer lo que se ve (Galileo viendo un cráter y registrándolo) y “cognitive perception”, una manera de ver que implica conocer lo que se ve (Schroeter o nosotros reconociendo un cráter al verlo). La pregunta si es posible ver sensorialmente algo sin tener una percepción cognitiva previa no es tan irracional como parece (si no se sabía lo que eran los picos centrales de un cráter no se los veía, aunque ahí estuvieran), pero nos llevaría a caminos filosóficos extraños a nuestra materia. Para Dretske aprendemos a ver, con el aprendizaje “Ha habido, por lo tanto, un cambio en mi capacidad para percibir cognitivamente los objetos que me rodean, un cambio que surgió de mi experiencia, aprendizaje, estudio y práctica diligentes. Este tipo de aprendizaje es un fenómeno generalizado y familiar” (Fred Dretske, Seeing, Believing and Knowing, in An invitation to Cognitive Science, Volume 2, Osherson, D.-Editor, MIT Press, 1990, página 144). Aprendemos a reconocer cosas y relaciones (percepción cognitiva) que vemos (percepción sensorial), pero también “Esto no significa que algunos cambios en nuestra percepción sensorial de los objetos no ocurran tras una experiencia prolongada. Quizás los objetos empiecen a verse diferentes después de familiarizarse con ellos o después de saber ciertas cosas sobre ellos” (página 144).

En otros términos, la experiencia mejora la percepción sensorial, y también lo hace el conocimiento. En el caso que nos ocupa,  la observación astronómica, el orden sería: dar un marco conceptual (crear el término “cráter”) ayuda a agrupar formaciones selenográficas similares y a registrar su estructura: “La invención de un nuevo lenguaje visual fue importante para la geología y podemos proponer que dicho lenguaje contribuyó al desarrollo de la taxonomía de las formaciones de la superficie lunar y al reconocimiento de sus características definitorias que podrían convertirse en parte de su representación visual en los mapas de la Luna” (Manasek, página 9). Luego las observaciones utilizando este marco conceptual mejoran y eventualmente la repetición de las mismas funda o modifica este marco conceptual, que evoluciona de “observacional” (determinado por la forma) a “geológico” (el concepto actual de cráter de impacto, determinado por origen y proceso de formación).

3.-UNA TOPOGRAFÍA MÁS DETALLADA DE LOS DORSA.

¿Es necesaria, si en las imágenes de la Lunar Reconnaissance Orbiter está todo? Bueno, todo no, por algo la catalogación de domos, por ejemplo, sigue dependiendo de imágenes con iluminación oblicua tomadas desde Tierra. Pero sí es verdad es que en un futuro cercano herramientas de Inteligencia Artificial podrán reconocer, cartografiar y catalogar los más de 3000 dorsa en la superficie de la Luna. Mientras tanto, nos parece útil proponer una serie de términos que permita: a) unificar la terminología (si hay consenso) y facilitar descripciones; b) mejorar las propias observaciones.

Se trata de una nomenclatura meramente observacional (ya vimos ejemplos), cuando haya una nomenclatura geológica será mejor, sin dudas, pero mientras tanto esta es nuestra propuesta, que no contradice el estado del arte de la geología lunar y conserva la terminología corriente (aunque no usada unánimemente). Es importante destacar que no todos los dorsa tienen todas estas características, muchos tienen un relieve mucho más simple, compuesto de arco y cresta, y a veces pareciera estar ausente la cresta.

Para hacer comprensibles gráficamente los términos utilizados en el glosario IMAGE 1 es un gráfico de un dorsa irreal en el que incluimos todos los accidentes mencionados, las IMAGE 2 a 4 son ejemplos en dorsa reales, para lo que recurrimos (una vez más) al Photographic Lunar Atlas for Moon Observers de Kwok Pau: IMAGE 2: Volume 2, page 248; IMAGE 3: Volume 1, page 462; IMAGE 4: Volume 1, page 267.






ARCO: Componente inferior, ancho (hasta 7 kilómetros) y poco elevado (hasta 200 metros) (Aubele, J. C., Morphologic Components and Patterns in Wrinkle Ridges: Kinematic Implications, MEVTV Workshop on Tectonic Features on Mars, p. 13 – 15).

El arco tiene sus pendientes diferenciadas: una PENDIENTE SUAVE, de laderas levemente inclinadas, y una PENDIENTE ESCARPADA, que cae a pique.

Dentro del arco puede haber elevaciones alargadas muy poco pronunciadas que corren paralelas al eje mayor del arco (GRADIENTES); las elevaciones pueden aparecer también aisladas en el arco o como parte de un gradiente (ELEVACIONES AISLADAS). Las elevaciones dentro del arco (gradientes o aisladas) son muy suaves y poco escarpadas, a diferencia de las CRESTAS.

HONDANADA CENTRAL: depresión del terreno interior de un arco con forma cóncava.

BIFURCACIÓN: es el segmento secundario del arco cuando se separa en dos segmentos (usualmente el segmento principal es el más prolongado y por el que corre la cresta en su parte superior)

CRESTA: Es el componente superior, escarpado, estrecho (hasta 1.5 kilómetro de ancho) y de hasta 100 metros de alto (Aubele, page 13). Se dividen, según Aubele, de acuerdo con su ancho, en CRESTAS MAYORES (más de 200 metros de ancho) y CRESTAS MENORES (menos de 200 metros de ancho). En la bibliografía se utilizan otros términos como “crenulated ridge” o “ridge”, nosotros siempre hemos usado el término “cresta” por cuanto nos parece más distintivo, ya que no parece muy sistemático utilizar un término para designar una parte que sea muy similar al que se utiliza para designar al todo.

La CRESTA PRINCIPAL puede situarse de distintas formas en el arco: EN EL MARGEN (“generally parallel to the arch in a sinous map pattern, first along one margin and then along the other margin of the arch” (Aubele); EN ECHELON (“at some angle to the main trend of the arch in an echelon pattern” (Aubele); o bien en el centro del arco (CENTRALES). La cresta principal es la que aparece formando “a distinct and regular pattern” (Aubele) sobre el arco, pero las crestas también pueden aparecer paralelas a la cresta PRINCIPAL, y en ese caso son SECUNDARIAS. Cuando la cresta aparece fuera del arco se llamaría CRESTA AISLADA, que según Aubele cuando son crestas menores “sometimes occur off the arch, either parallel or at some angle to the main trend of the wrinkle ridge”

Esperemos que este pequeño glosario de términos referidos a la topografía de los dorsa, en especial los que tiene un relieve más complejo, sea útil al menos para generar un debate relativo a estos detalles internos de los dorsa, que serán cada vez más evidentes para los observadores futuros.