LUNAR
9: CLAVIUS
En el ranking de los cráteres lunares, Clavius
es el tercero por su tamaño, con un diámetro de nada menos que 225 kms. De
hecho, hay quien llama “circos” a los cráteres que no poseen un pico central,
en tal caso, Clavius sería un circo o una “walled plain”, o llanura amurallada.
Es un cráter muy atractivo para observar, al punto que se destaca en una zona
plagada de cráteres como es la zona sur de nuestro satélite
En la imagen 9 A el cráter comienza a ser
iluminado por la luz solar. Las zonas más brillantes son las más altas: los
bordes de los cráteres secundarios Clavius C y Clavius D en el centro del
cráter principal y el borde oeste de éste, así como el borde oeste del cráter
Rutherford, el cráter de 52 kms. de diámetro superpuesto a Clavius en el sur,
como se observa más claramente en 9 D y 9 E
Le da un toque misterioso a Clavius el
juego de sombras debido a su extraordinaria profundidad, sus muros alcanzan los
5.000 metros de altura, como se ve en 9 B, 9 C y 9 F. Desde la Tierra vemos un
conjunto de alturas y profundidades, pero quien se encontrara dentro de las
profundidades de los 225 kilómetros de diámetro de Clavius no podría saber que
está en un cráter, como mucho podría observar parte de las alturas que lo
circundan pero no percatarse de que estás lo rodean.
Es muy antiguo, anterior a la formación de
los grandes mares de la cara visible de la Luna.
Las imágenes pertenecen a los siguientes
autores:
9 A: Francisco Alsina Cardinalli (Oro Verde,
Argentina, SLA-LIADA).
9 B: Desiré Godoy (Oro Verde,
Argentina, SLA-LIADA).
9 C: Marcelo Mojica Gundlach
(Cochabamba, Bolivia, SLA-LIADA).
9 D:
Fernando Surá (San Nicolás de los Arroyos, Argentina, SLA-LIADA)
9 E: Marcelo Mojica Gundlach
(Cochabamba, Bolivia-LIADA).
9 F: Raúl Roberto Podestá (SLA,
Formosa, Argentina, SLA-LIADA).
El nombre de este auténtico mundo
subterráneo evocará entre los amantes del cine de Stanley Kubrick y de Arthur
C. Clarke el recuerdo de “2001-Una odisea espacial”, pues allí se enclavaba la
“Base Clavius”, el lugar al que llega el protagonista y desde el cual comenzará
el viaje lunar que iniciará la trama de la historia, buscando la anomalía
magnética que será un monolito de origen desconocido.
Así describe Clarke nuestro cráter, con un
par de pequeños errores:
“Clavius, de 240 kms de diámetro, es
el segundo cráter, por su tamaño, de la cara visible de la Luna, y se encuentra
en el centro de las cordilleras del Sur. Es muy viejo; eras de vulcanismo y de
bombardeo del espacio han cubierto de cicatrices sus paredes y marcado de
viruelas el suelo. Pero desde la última era de formación del cráter, cuando los
restos del cinturón de asteroides estaban aún cañoneando los planetas
interiores, había conocido paz durante quinientos mil años.
La “Base Clavius” es el primer paso
del hombre en la Luna:
“Ahora había nuevas y extrañas
agitaciones sobre su superficie, y bajo ella, el hombre estaba estableciendo su
primera cabeza de puente en la Luna. En caso de emergencia, la Base Clavius
podía bastarse por entero a sí misma. Todas las necesidades de la vida eran
producidas por las rocas locales, una vez trituradas, calentadas y sometidas a
un proceso químico. Y si uno sabía dónde buscarlos, podía hallarse en el
interior de la Luna hidrógeno, oxígeno, carbono, nitrógeno, fósforo… y la
mayoría de los demás elementos.
La Base era un sistema cerrado, como
un modelo a escala reducida de la propia Tierra, reproduciendo el ciclo de
todos los elementos químicos de la vida. La atmósfera era purificada en un
vasto «invernadero»; un amplio espacio circular enterrado justamente bajo la
superficie lunar. Bajo resplandecientes lámparas por la noche, y con filtrada
luz solar de día, crecían hectáreas de vigorosas plantas verdes en una
atmósfera cálida y húmeda, eran mutaciones especiales, destinadas al objeto
expreso de saturar el aire de oxígeno y proveer alimentos como subproducto.
(…)
Los mil cien hombres y seiscientas
mujeres que componían el personal de la Base eran bien formados científicos y
técnicos, cuidadosamente seleccionados antes de su partida de la Tierra. Aunque
la existencia lunar se encontraba ya virtualmente exenta de las penalidades,
desventajas y ocasionales peligros de los primeros días, resultaba aún exigente
psicológicamente, y no recomendable para quien sufriera de claustrofobia.
Debido a lo costoso que resultaba y al consumo de tiempo que requería el trazar
una amplia base subterránea en roca sólida o lava compacta, el normativo
«módulo de estancia» para una persona era una habitación de sólo dos metros de
ancho, por cuatro de largo y tres de alto.
(…)
Con su complejo de talleres,
despachos, almacenes, centro computador, generadores, garaje, cocina,
laboratorios y plantas para el proceso de alimentos, la Base Clavius era en sí
un mundo en miniatura. E irónicamente, muchos de los hábiles e ingeniosos
artificios empleados para construir este imperio subterráneo, fueron
desarrollados durante la media centuria de la Guerra Fría. Cualquiera que
hubiese trabajado en un endurecido e insensible emplazamiento de misiles, se
habría encontrado en Clavius como en su propia casa. Aquí en la Luna había los
mismos artilugios y los mismos ingenios de la vida subterránea, y de protección
contra un ambiente hostil; pero habían sido cambiados para el objetivo de la
paz. Al cabo de diez mil años, el hombre había hallado al fin algo tan
excitante como la guerra”.
(Traducción
de Antonio Ribera. Editorial Orbis, 1968).
PROGRAMA
LUNAR 100 SAO-SLA
Lunar 100 es una lista de los lugares más interesantes
para la observación lunar amateur, ordenados de menor a mayor dificultad
observacional. Fue realizada por Charles A. Wood para una edición de la revista
“Sky and Telescope”, con el objetivo de estimular la observación lunar
sistemática, con la idea de reproducir la experiencia de observación de los
objetos de espacio profundo del catálogo de Messier.
La revista “The Lunar Observer”, publicación mensual
de la Association of Lunar and Planetary Observers (ALPO), publica
bimensualmente una sección llamada “Focus on”, destinada a recopilar imágenes
de un accidente lunar en particular que se ha seleccionado por su interés
específico. A partir del mes de mayo de 2020 se publicarán en dicha revista las
mejores imágenes de los accidentes selenográficos incluidos en el listado, en
cada aparición bimensual de la Sección Focus On aparecerán diez accidentes,
empezando por los diez primeros (los más sencillos de observar). En la edición
de julio de 2020 se publicarán imágenes de los accidentes selenográficos
incluidos en los números 11 a 20, y así sucesivamente cada dos meses hasta
llegar al número 100.
Desde la Sociedad Lunar Argentina (SLA) y la Sociedad
Astronómica Octante (SAO) de la República Oriental del Uruguay consideramos
interesante sumarnos a la iniciativa de “The Lunar Observer” y por eso es que
lanzamos este Programa Lunar 100, con el auspicio de la Sección Lunar de la
Liga Iberoamericana de Astronomía (LIADA). El objetivo es doble. Reportaremos
las imágenes remitidas al programa a “The Lunar Observer”. Y además las
publicaremos en todos los medios de comunicación de la SLA, SAO y de la Sección
Lunar LIADA. Creemos que es una estupenda posibilidad para estimular la
observación lunar amateur y si la convocatoria tiene éxito podemos soñar con
alguna publicación final conjunta.
El listado del Lunar 100 se puede consultar en:
Podés enviar imágenes de cualquier fecha, no se
requiere que sean recientes. El objetivo es mostrar estos 100 accidentes selenográficos.
¿Cómo enviar tus imágenes?
Podés remitir tus imágenes a los siguientes emails:
Datos mínimos (solicitados por ALPO para la
publicación en “The Lunar Observer”):
1)
Accidente
lunar
2)
Nombre
del observador y lugar geográfico de la observación.
3)
Día
y hora de la observación.
4)
Tipo
y apertura del telescopio.
5)
Cámara
utilizada.
6)
Indicar
si se usó filtro y en caso afirmativo datos del mismo.
Esperamos tus imágenes!!!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario