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miércoles, 3 de enero de 2024

LA TOPOGRAFÍA DEL DORSUM AL SUR DE LAPLACE A

 

Traducción del texto aparecido en la edición de enero 2024 de “The Lunar Observer”

En esta edición de “The Lunar Observer” la Sección Focus On fue dedicada a Sinus Iridum. De entre las estupendas imágenes de nuestros colaboradores, hay una en la que se ve con gran detalle la estructura del wrinkle ridge más prominente de la zona, que corre en la línea imaginaria que une Promontorium Laplace y Promontorium Heraclides y carece de nombre. Nos pareció interesante intentar una descripción de la mencionada elevación y tratar así de simplificar su compleja estructura para poder maximizar futuras observaciones. La imagen pertenece a Kwok C. Pau, a quién le agradecemos, y fue incluida en la mencionada Sección Focus On sobre Sinus Iridum de esta edición. La IMAGE 1 es la imagen original, Promontorium Laplace es la elevación que se ve en el margen superior izquierdo. Empezamos desde ese punto en lo alto de la IMAGE 1, lo que sería desde el noreste. Para el análisis que proponemos hemos ampliado la IMAGE 1 y hemos segmentado el wrinkle ridge en segmentos. El segmento 1 comienza cerca de Promontorium Laplace y termina poco más abajo de Laplace A. Comenzamos el punto 1 de la IMAGE 2.  



Sobre el componente más ancho y bajo (llamado arco) corre el componente superior, más estrecho y escarpado (llamado cresta).  En este primer segmento la cresta corre a lo largo de uno de los márgenes, cambiando dos veces de margen. Esta es una de las disposiciones características de la cresta sobre un arco, la otra es la estructura en echelon (que no aparece en este dorsum en particular). La IMAGE 2 es un detalle de la mitad norte del segmento 1. La flecha 2 muestra la cresta principal sobre el margen este del arco, mientras que la flecha 3 muestra una cresta secundaria, paralela a la principal, y entre ambas alturas parece correr un desfiladero. El punto 4 marca un punto en que la pendiente del arco prácticamente desaparece. El punto 5 marca un punto de separación en el que una cresta secundaria corre sobre un segmento paralelo, lo que se ve mejor en IMAGE 3. Dicho punto 5 marca también el cambio de la cresta del margen este al margen oeste del arco. Ahora estamos en la IMAGE 3. 



El punto 6 marca el segmento paralelo al Segmento 1 y una cresta discontinuada. La cresta continua por el margen este y pasando Laplace A vuelve a migrar y va perdiendo altura, lo mismo que el arco sobre el que se asienta, que parece terminar en el punto 7. La flecha 8 señala hacia una zona en la que hay una serie de alturas sobre el arco, la más cercana a la cresta casi parece una cresta secundaria. Podríamos señalar el punto 7 como el final del segmento 1. Ahora pasamos al segmento 2 en la IMAGE 4.


 Volvemos a señalar el punto 7, final del segmento 1.  El segmento 2 inicia en el extremo izquierdo de la imagen. Lo primero que señalamos es una característica anómala del arco: no parece presentar una ladera suave, sino que ambas parecen muy escarpadas. El punto 9 marca una zona muy lisa, el margen este del arco es muy escarpado, la cresta pasa por el margen opuesto y parece interrumpirse en el sitio donde habría una cresta secundaria (o más bien es una misma cresta que migra brevemente de un margen a otro). La flecha 10 marca lo que podría ser el fin del segmento 2, aunque también podría ser una bifurcación y podría entenderse que el segmento 2 continúa hacia la derecha. Lo más raro de este dorsum es sin duda esta cresta  (flecha 11), que atraviesa ambos segmentos de manera casi transversal. La explicación más plausible, sobre todo mirando el panorama completo de la IMAGE 1, es que la flecha 10 marca un arco (con una pequeña cresta) secundario y que la cresta que marca la flecha 11 es la cresta de la mitad superior que migra del margen oeste al margen este, si bien hay una discontinuidad evidente.  De esta manera la cresta del segmento volvería a migrar hacia el otro margen del arco más o menos donde está la flecha 12. Ahora bien, la flecha 13 señala zona intermedia entre lo que sería la cresta principal, que parece correr por la pendiente más suave del arco (otra anomalía), y el otro margen del arco, e incluso lo que podría considerarse una cresta secundaria.

Este es un ejemplo de lo compleja que es la estructura de los dorsa, al menos los que no son muy pequeños. En la literatura teórica el modelo es el de dos componentes: un arco con una pendiente suave y una abrupta y una cresta que generalmente migra de un margen a otro del arco; mientras en realidad tenemos arcos de estructura muy compleja, con diferentes alturas, depresiones en su interior, pendientes suaves y escarpados alternando en el mismo margen, segmentos paralelos; y las crestas suelen ser múltiples, paralelas e incluso fuera del arco. Todo un desafío sería generar una topografía más compleja y cercana a como son estas complejas estructuras.


viernes, 29 de diciembre de 2023

DOS NUEVOS NÚMEROS DE "EL MENSAJERO DE LA LUNA"


 Compartimos dos nuevos números de “El Mensajero de la Luna”, la revista de la Sociedad Lunar Argentina y la Sección Lunar de la Liga Iberoamericana de Astronomía.

En el número 37 podrán encontrar las distintas secciones de nuestra revista: las actividades de la Sociedad Lunar, la Galería Lunar, con las últimas imágenes de nuestros miembros;  en Crónicas Lunares recordamos cuando la misión Apolo 12 trajo la única muestra de un rayo brillante de la Luna, en Selenología compartimos un análisis de los accidentes lunares que captó la cámara del Lander indio Vikram en su reciente alunizaje, en Galería Planetaria tenemos imágenes de Júpiter y Saturno de nuestros miembros; en Verificación/Eliminación de Reportes Históricos de Fenómenos Lunares Transitorios analizamos una nueva observación sobre un pequeño misterio, los claroscuros en la sombra del cráter Ptolemaeus y cerramos con una poesía lunar del poeta italiano Giacomo Leopardi.

En el número 38 compartimos un extenso texto sobre uno de los grandes misterios de la Luna, el remolino Reiner Gamma, que se publicó con las imágenes de nuestros observadores, en la edición de The Lunar Observer

Como siempre, los alentamos a compartir sus observaciones a través del email sociedadlunarargentina@gmail.com

Este es el link para descargar el número 37:

https://drive.google.com/file/d/17HbwJZcPjSE8BgfEBbq7ePR6p8jXVfrK/view?usp=sharing

Este es el link para descargar el número 38:

https://drive.google.com/file/d/11pIByhBQ3AMq7gom52wcoDHHgFcMWzhe/view?usp=sharing

viernes, 22 de diciembre de 2023

SIETE NOTAS SOBRE OBSERVACIÓN VISUAL Y DIBUJO DE LA LUNA

Texto aparecido en la edición de diciembre 2023 de “The Lunar Observer”

Quisiera compartir algunas reflexiones sobre la práctica de la observación visual, un arte, o en términos más profanos, una técnica que ciertamente ha dejado de ser esencial con el advenimiento de la tecnología CCD para la captura de imágenes. La observación fotográfica con este tipo de cámaras es claramente superior al permitir, primero de todo, la obtención de datos objetivos, mientras que en la observación visual los datos dependen (lamentablemente) de la capacidad del observador (factor que siempre será predominantemente subjetivo). Pero la observación visual permite algunas reflexiones sobre cómo se construye la percepción visual de un mundo parecido y distinto al nuestro, mediado por el instrumento que utilizamos. ¿Registramos lo que vemos objetivamente? Uno pensaría que sí, pero también es cierto que formaciones selenográficas tan evidentes como los dorsa recién fueron registradas luego de casi dos siglos de observación telescópica, lo que nos lleva a la primera nota.

1.-CONOCER LO QUE VEMOS.

Siguiendo el increíble “A Treatise on Moon Maps” de Francis J. Manasek, vemos que la observación visual, reflejada en los mapas que se realizaban, estaba determinada por el objetivo que prevalecía al momento de realizarla. Mientras el objetivo era cartografiar con la mayor precisión posible la totalidad de la cara visible, los detalles de cada accidente selenográfico no eran registrados (¿o no se los percibía?). Es con los “Fragmentos selenográficos” de Von Schröeter que comienza a prevalecer lo que Manasek llama “enfoque corográfico”, el mapeo detallado de áreas pequeñas. Se empiezan a cartografiar características no registradas de los accidentes lunares: bordes y picos centrales de cráteres, así como crestas y surcos. ¿Antes de Von Schröeter estos detalles no se observaban o simplemente no se registraban? ¿No fueron registrados porque se consideraron inútiles para los grandes mapas generales? ¿O no se registraron porque no se había descubierto una semiótica, una taxonomía que guiara la observación? En términos de Manasek: “El presente estudio detectó cambios evolutivos en la forma en que se representaron los cráteres (…) Quizás esta evolución sugiere un largo período requerido de aprendizaje para percibir e interpretar imágenes ópticas, comenzando con la ambigüedad inicial que siguió a Galileo y sin llegar realmente a prosperó hasta el siglo XIX, o que la codificación de tales detalles requirió observaciones más intensivas resultantes de la presentación corográfica de los detalles de la superficie lunar. Podríamos argumentar que el pico central logró reconocimiento a medida que se desarrollaron la selenología y la ciencia geológica”. Conocer lo que vamos a ver, al menos las características generales, permite enfocar la observación a los aspectos más importantes, o al menos los aspectos que partiendo de dicho conocimiento podemos considerar más relevantes, y aquí entra en juego la selectividad, lo que nos lleva a la segunda nota.

2.-LA IMPORTANCIA DEL REGISTRO

Alguna vez hemos comparado en esta revista la observación visual y fotográfica de un mismo accidente selenográfico, el dorsum que termina en Herodotus en condiciones similares de iluminación (cerca del terminador). El texto se llama “Morphological components of wrinkle ridges detected in digital images” y está en el número de abril de 2021 de The Lunar Observer. Siendo breves, la conclusión que podríamos sacar de esa comparación podría ser que la vista es más sagaz que la fotografía y ésta es más precisa. Volveremos sobre esta idea.

Todos los observadores visuales conocemos la angustiante sensación de que no registramos con la mano que dibuja todos los detalles que vemos con nuestro ojo a través del ocular. Ya uno de los primeros selenógrafos y el autor de la primera enciclopedia lunar, “Selenographia”, Johannes Hevelius, se detiene en ese problema, agravado por lo fatigoso que era observar sin seguimiento. Hevelius se plantea la posibilidad de trabajar con un dibujante, pero los problemas eran superiores a la ventaja de contar con alguien que sepa dibujar, ya que el dibujante estaría somnoliento durante la observación nocturna o directamente dormido (y no acudiría al observatorio) o bien no sabría qué era importante registrar y qué no. Ya Hevelius en 1647 se percataba de que necesariamente seleccionamos la información al momento de la observación, como dice Manasek hablando de los mapas lunares antes de 1910: “La veracidad de una imagen impresa derivada de la observación visual no representa necesariamente la totalidad de la visión del observador. Más bien, posiblemente se haya modificado selectivamente para “reducir la información a dimensiones manejables”. (…) La visión hermenéutica de que la percepción no es principalmente teórica sino que los objetos se declaran a sí mismos (cf. Rouse) tal vez sea más válida si estamos en un mundo en el que ya existe un significado relevante, y las imágenes tienen nombres, son intelectual y culturalmente coherentes, están sujetas a la categorización y análisis. La imagen puede ser autodeclarante pero es posible que no entendamos la declaración”, cuando la exploración especial ha sumado un cúmulo impresionante de información sobre la Luna, ya no estamos en las mismas condiciones de los selenógrafos clásicos que tanto admiramos, ahora la imagen es más evidente y, sobre todo, Podemos confirmar, en buena parte, nuestra percepción visual (volveremos sobre esto).

Si la observación visual conserva aún hoy los sesgos observacionales de la época dorada de la selenografía: subjetividad en la interpretación de lo que se ve a través del telescopio, variación en el grado de agudeza visual del observador, grado de conocimiento previo que determina la selección del objetivo , la selección es primordial porque se registran los rasgos que se consideran esenciales, no todos, por eso es fundamental tener claro qué registrar y cómo nuestra observación selecciona información que podría agregar algo nuevo. En la observación fotográfica, el volumen de información al que accede el observador en el momento de la observación es menor que el que puede acceder el usuario posterior (incluido el propio observador), por ejemplo, ampliando la imagen o jugando con el contraste. La observación visual, en cambio, es cerrada: el observador tiene más información en el momento de la observación que la que finalmente registra en papel, lo que no se registra se pierde, por eso siempre ha sido importante cómo afrontar la selección. de la información que el observador considera valiosa y digna de ser registrada, lo que nos devuelve a la preocupación de Hevelius por la mano que dibuja. Entre los colaboradores frecuentes de “The Lunar Observer” hay muchos excelentes dibujantes, cuyos dibujos hablan por sí mismos. Los que no tenemos tan buena mano debemos mejorar el dibujo con el añadido de mucha información en la forma de un reporte lo más completo posible.

Retomamos la dicotomía entre la sagacidad de la observación visual frente a la precisión de la fotografía. La edad dorada de la cartografía lunar basada en la observación visual y el dibujo y posterior impresión estuvo guiada, hasta bien entrado el siglo XIX, por la ambición de precisión en la ubicación de los accidentes selenográficos. Hoy esa precisión está al alcance de cualquiera recurriendo, por ejemplo, al Lunar Reconnaissance Orbiter Quickmap online. Ya no es tan importante la precisión cartográfica de nuestras observaciones, que pueden ser corregidas a posteriori. Creo que la observación visual debe centrarse en el aspecto cambiante de la superficie lunar a medida que cambia la iluminación, especialmente aprovechando las posibilidades que ofrece la zona del terminador: “Una de las ironías de la observación lunar es que un reflector casero de 6 pulgadas es capaz de revelar muchos de los detalles que pueden fotografiarse a través de los telescopios más grandes de la Tierra…. Tu cerebro puede descartar los períodos de visión borrosa y concentrarse en los momentos fugaces de visión nítida”, lo que se aplica especialmente a los marias: “las superficies de los maría lunares suelen ser tan planas que hay que mirar de cerca para ver cualquier relieve. Pero debido a que la Luna carece de una atmósfera significativa para atenuar y difundir los rayos del Sol, cada pequeño borde de cráter y montículo proyecta una larga sombra negra cuando el Sol está bajo. Esta "ampliación de sombras" permite ver muchos detalles finos que proporcionan información que no está disponible en estudios de superficies de yeguas bajo mayor iluminación... con "ampliación de sombras" puedes ver características verticales de sólo 25 a 50 metros de altura, ¡porque proyectan sombras de miles de metros de largo! Navega por el terminador con gran aumento y, si la visión es constante, serás recompensado con detalles desconocidos para los científicos que estudian sólo fotografías del Lunar Orbiter que se ven comprometidas por sus ángulos solares relativamente más altos” (Charles Wood en The Modern Moon). Concretamente, observar cerca del terminador permite aprovechar las condiciones propicias para el registro de la intensidad de las zonas brillantes (como indicadores de zonas altas, por ejemplo), la extensión y gradación de las sombras, etc. Es interesante notar reflexionar sobre la geometría y las tonalidades de lo que observamos a través del telescopio en la superficie lunar. John Willats en su ensayo “The draughtsman’s contract. How an artista creates an image” hace una interesante reflexión sobre como el cerebro interpreta los datos visuales, en forma de intensidad lumínica, que me parece importante para nuestro tema: “Las imágenes pueden describirse de otro modo, según la relación variable existente entre las distintas marcas que hay en la superficie de las imágenes y los elementos del mundo real que estas denotan. (…) Las marcas existentes en imágenes como las fotográficas (luces y sombras al incidir en la película) son marcas que representan o denotan puntos de intersección de diminutos haces de luz tal como los capta la cámara o tal como los habría captado la retina del espectador en su lugar (…) el cerebro tiene que interpretar las variaciones de intensidad lumínica que presenta la imagen para extraer de ella información, del mismo modo que cuando interpreta la disposición de la luz de una escena real al impresionar la retina. En imágenes de este tipo-fotografías y cuadros impresionistas y puntillistas-el artista y el operador se mantienen pasivos en lo que se refiere a la representación de la forma y la tarea de la interpretación recae en el espectador. En los dibujos arquitectónicos y en la mayoría de los dibujos infantiles el dibujante es el encargado de extraer los elementos, que luego representa directamente en la ilustración”.

Nuestra retina capta a través del ocular líneas definidas (el contorno de un cráter o la extensión de una grieta, por ejemplo) y luces y sombras (con gradaciones). Las líneas definidas no necesitan interpretación, necesitan precisión en su dibujo. También es cierto que la precisión que se requería en las observaciones visuales previas a las imágenes captadas en órbita lunar no es tan necesaria, porque la podemos sustituir con el inmenso caudal de datos disponibles públicamente, por ejemplo, en el Lunar Reconnaissamce Orbiter QuickMap. Las variaciones de intensidad lumínica, brillos y sombras, si necesitan interpretación, porque denotan información (el contorno de una sombra denota la forma de un risco que no alcanzamos a ver, por ejemplo); lo que nos lleva a las tres siguientes notas.

3.-EL REGISTRO DE LAS SOMBRAS

Reflexionando sobre cómo se observan las gradaciones de las sombras en la Luna, me parece útil hacer una distinción entre cráteres y elevaciones. Hice el repaso de mis dibujos en mis cuadernos de observación, pero me pareció más preciso recordar cómo realmente se observan las sombras. El registro posterior siempre es más esquemático, por eso es importante usar la escala Elger de albedo al momento de la observación. Mi espíritu indolente ha impedido que me ponga a observar la luna llena para aprender dicha escala, pero tratar de recordar gradaciones de zonas oscuras y brillos ha reforzado mi voluntad de hacerlo, ya que comienzo a imaginar escalas, que serían muy imprecisas comparadas con la escala de Elger. Pero, por ahora, me parece que en el interior de los cráteres suele haber al menos dos tipos de sombras, las muy oscuras (las más comunes, que son también las paredes) y las más claras, que también pueden dividirse entre las sombras más claras que indican el avance de la luz sobre la superficie irregular, como en el cráter Schickard, o sombras apenas un poco menos oscuras que las sombras vecinas, como se puede observar en la sombra interior de Tycho (como vemos en la IMAGEN 1, en la que los diferentes tonos está marcados con los números 1 y 2 en la zona en sombras), o de Ptolemaeus, por ejemplo. Para el caso de las elevaciones, la causa de las diferencias es más clara, las sombras más oscuras indican relieve más escarpado y, en ese caso, no he podido observar más que 3 tonalidades de sombras proyectadas por dorsa o por las paredes exteriores de los cráteres en zonas llanas como los maría (como se ve en la IMAGEN 2).




4.-EL REGISTRO DE LOS BRILLOS

La gradación de las zonas brillantes es más difícil de medir y mucho más sutil en sus variaciones. Claramente las zonas más brillantes son las zonas de material más recientemente expuesto, con iluminación frontal, como indica la escala de Elger, desde Bullialdus (5.0), pasando por Copernicus (8.0) hasta el pico central de Aristarchus (10). Pero además de denotar material reciente, las zonas brillantes indican altura cuando están cerca del terminador, en ese caso parecería haber una gradación de al menos 3 tonos de sombras, que se suelen ver en los dorsa, indicando distintas alturas.

5.-COMO PERCIBIMOS EL TERRENO PROFUNDO

Un caso especial, una variación de cómo la sombra cerca del terminador denota altitud es un cierto tono muy leve de sombra, más leve que los tonos de sombra que indican altura, que además se extiende en una zona en la que no hay alturas. Esa mirada intuitiva que nos indica que puede haber una pendiente se puede comprobar con los datos de altitud del LRO Quickmap, por ejemplo (como se ve en la IMÁGENES 3 y 4).


6.-LA CONFIRMACIÓN IMPRESCINDIBLE

Con ánimo de polémica, podemos afirmar que la edad heroica de la observación visual de la Luna (magníficamente narrada en esa obra maestra que es “Epic Moon”) nos proporcionó la mayoría de los datos científicos que hoy conocemos sobre la Luna, lo que se logró a pesar del elemento subjetivo inherente a la observación visual. Y grandes ejemplos son los clásicos errores que tanta burla han cosechado, como las apariciones y desapariciones del cráter Linne o el infame O’Neill’s Bridge. Pero esos errores no deben ocultar lo valioso que fue la observación visual, ¿lo es todavía? Yo creo que la observación visual aún puede ser valiosa si depende de la imagen fotográfica. Durante buena parte del siglo XX, la observación visual afinó los detalles aprovechando la precisión cartográfica de la fotografía. Ejemplos de observación visual mediante imágenes fotográficas son el magnífico trabajo de Johann Krieger y el mapeo lunar de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos para el Proyecto Apollo, previo a las misiones Lunar Orbiter, que partían de la fotografía y terminaban visualmente. Hoy conocemos la superficie de la Luna con un enorme grado de detalle, nuestras observaciones son casi innecesarias, pero las observaciones desde la Tierra con iluminación oblicua aún pueden mejorar las imágenes en órbita con iluminación frontal (como el estudio de los domos). Un nuevo paradigma para la observación visual podría basarse en la selectividad del observador visual y la posibilidad de la confirmación fotográfica. Sin confirmación fotográfica, la observación visual no es válida hoy.

De esta manera continuamos el enfoque de la selenografía clásica: cada observación añade un detalle al panorama completo de una región particular de tamaño cada vez más reducido. Así, tenemos una observación visual con un marco teórico previo que proporciona quizás lo último que lo visual puede dar: seleccionar un detalle anómalo que pueda agregar conocimiento sobre un rasgo lunar "pasado por alto", conocimiento que necesita una confirmación en imágenes fotográficas para que podamos alcanzarlo. una explicación teórica (que todavía no tenemos).

7.-¿VEMOS MÁS O MENOS QUE NUESTROS PREDECESORES?

Es probable que veamos más en la superficie lunar que selenógrafos como Hevelius o Elger, tenemos en nuestra enciclopedia interna todos los datos que casi un siglo de exploración espacial ha generado y que observadores mucho más eximios que nosotros, con muchas más años de observación, desconocían o solo intuían o deducían de algunos pocos datos observacionales. A nosotros nos toca tratar de acercarnos a esos grandes colosos de la astronomía y honrar su memoria observando cada vez que se pueda.

Anunziato, Alberto et al. (2021), Morphological components of wrinkle ridges detected in digital images, in “The Lunar Observer”, April 2021.

Manasek, Francis J, (2022), A Treatise on Moon Maps.

Sheehan W. and Dobbins T., (2001), Epic Moon, Willmann-Bell, Richmond.

Willats, John (1990), The draughtsman’s contract. How an artist creates an image, in Imagen y conocimiento. Cómo vemos el mundo y cómo lo interpretamos, Crítica, Barcelona.

Wood, Charles A. (2003), The Modern Moon. A Personal View, Sky and Telescope, Cambridge.


miércoles, 13 de diciembre de 2023

EL DORSUM QUE CORRE DESDE MONS PITON HASTA ARISTILLUS

Lo que vemos en la imagen es un dorsum de poca altura y estructura topográfica sencilla. Corre desde Mons Piton, en el extremo norte de la imagen, brillando intensamente, hasta el manto de eyección de Aristillus, que al momento de la observación estaba en sombras. Decimos que es poco elevado porque a pesar de las condiciones favorables de iluminación, muy cerca del terminador, no se notaba una estructura compleja y su sombra de no era tan pronunciada. Visualmente, los dorsa pequeños se ven mucho más sinuosos de lo que son en realidad. Con un telescopio pequeño como el mío este dorsum parece cambiar de dirección de manera ondulada, desde la órbita lunar seguramente esos cambios de dirección son mucho más rectos. Tampoco se podría afirmar que lo que vemos como un solo arco realmente sea uno solo y no que nuestra vista, por falta de resolución, esté uniendo dos o más segmentos. Tampoco vemos la parte superior de los dorsa modélicos, la cresta, puede deberse a que no la alcanzamos a ver o bien que realmente falte, como en los dorsa más pequeños. La parte del segmento más cercana a Mons Piton era la más interesante de observar, especialmente la forma de la sombra, que denotaría una estructura más compleja, mientras que en la parte del segmento en que cambia de dirección hacia el oeste se nota la parte más alta, con sombras más extensas. La parte más prominente de la sombra, cerca del extremo norte, probablemente corresponde en parte a la sombra del craterlet Piton B (5 kms. de diámetro), tapado por la sombra del dorsum. El craterlet que se ve a la derecha es Piton A (6 kms. de diámetro. Y la elevación brillante que se ve al oeste es una probable afloración de uno de los anillos de la cuenca Imbrium, como el propio Mons Piton.

Name and location of observer: Alberto Anunziato (Paraná, Argentina).

Name of feature: DORSUM NEAR MONS PITON.

Date and time (UT) of observation: 2023-10-20/21:23.52-00.03.

Size and type of telescope used: 105  mm. Maksutov-Cassegrain (Meade EX 105)

Magnification: 154X

 

jueves, 7 de diciembre de 2023

DORSUM AZARA

 

Traducción al español del texto aparecido en la edición de diciembre 2023 de “The Lunar Observer”

 

Dorsum Azara no tuvo suerte al formarse en Mare Serenitatis al oeste de Dorsa Smirnov, el dorsum más prominente de todos. Para ubicarnos en Mare Serenitatis, los cráteres que vemos (ambos con la típica forma de cuenco de los cráteres pequeños, que se percibe visualmente como un anillo brillante compuesto por sus paredes y un interior perfectamente redondo y completamente cubierto por sombras) son Bessel D, el cráter pequeño, de 5 kms. de diámetro, al norte; y Sarabhai al sur (8 kms de diámetro). Viendo mapas luego del dibujo (tendría que haberlo hecho antes) veo que Sarabhai debería estar mucho más separado de Bessel D.  La mejor descripción pertenece a Robert Garfinkle en Luna Cognita: “Generalmente de norte a sur se extiende la sinuosa cresta de Dorsum Azara. Este dorsum bajo y estrecho se eleva al sur del brillante cráter cónico Bessel D, gira hacia el sur en Sarabhai y termina en el cráter Deseilligny. La mayor parte de esta cresta tiene menos de unos 200 metros (656,16 pies) de altura. Esta cresta se ve mejor en ángulos de iluminación solar muy bajos”.. Es interesante lo distinto que son Dorsum Azara del segmento que corre más al sur (que creo que no pertenece a Dorsum Azara), que no proyecta sombra, que difícilmente se distingue de la superficie del mare alrededor, la pendiente este prácticamente no se distingue, más que por una ligera diferencia de tonalidad. Dorsum Azara presente la estructura común en un dorsum, el arco de pendientes suaves y la cresta, la estructura superior, irregular y escarpada, sobre uno de los márgenes (en este caso la pendiente este). Lo que parece menos característico es la pendiente oeste, que parece también bastante elevada. La estructura prototípica del arco es una pendiente abrupta y la otra suave. En principio la pendiente este sería la pendiente abrupta, por donde pasa la cresta, y la pendiente suave la oeste (según lo que he visto en los atlas), pero las pronunciadas sombras que se ven al oeste no serían tan indicativas de una pendiente suave. Y además Garfinkle nos dice que Dorsum Azara no es muy elevado. Las sombras hacia el oeste parecen un tanto anómalas, quizás las registré de manera incorrecta y en realidad no eran extensas.

Name and location of observer: Alberto Anunziato (Paraná, Argentina).

Name of feature: DORSUM AZARA.

Date and time (UT) of observation: 2023-11-18:23.50-00.00.

Size and type of telescope used: 105  mm. Maksutov-Cassegrain (Meade EX 105)

Magnification: 154X


viernes, 24 de noviembre de 2023

VIAJANDO CON EL LANDER VIKRAM

 Traducción del texto aparecido en la edición de octubre 2023 en “The Lunar Observer”

Los amantes de la Luna no podemos dejar de observar los detalles de su superficie, incluso en imágenes que no están destinadas al análisis selenográfico. ¿A ustedes no le sucede esto? Cuando los lentes de gran aumento que usan los fotógrafos en los eventos deportes enfocan brevemente a la Luna sobre un estadio. ¿Ustedes no escrutinan lo que se ve? Lo mismo sucede con las imágenes de las sondas en descenso sobre la superficie lunar, aunque lamentablemente no siempre dan un paisaje fácilmente interpretable. Por eso me fascinaron las imágenes del Lander indio Vikram descendiendo cerca del cráter Manzinus U el 23 de agosto El descenso era rápido y se sucedían imágenes maravillosas de distintos accidentes selenográficos, muy variados entre sí. El video que utilicé se encuentra en Youtube, se llama Chandrayaan 3 landing-Onboard camera view (https://www.youtube.com/watch?v=IhTQ6bNuP8c&t=56s). Si vamos deteniendo la imagen, podemos hacer una selección de los accidentes que se pueden ver en menos de 3 minutos. Se ve una hermosa selección de cráteres. Iremos indicando el tiempo exacto en minutos y segundos a que parte de dicho video pertenece cada imagen. Empezamos por los más pequeños. 

IMAGE 1:


IMAGE 2:


IMAGE 3:


IMAGE 4:



IMAGE 1 0.11 es el panorama “más típico” una serie aleatoria de cráteres pequeños. En esos pocos minutos hay varias cadenas de cráteres muy evidentes, como IMAGE 2  2.08  y la IMAGE 3, en la que también se ve un cráter evidentemente más joven que los . rodea por su contorno brillante de material fresco.  IMAGE 4 0.06 muestra un cráter de mayor tamaño, con las características de un cráter simple, de los más pequeños de la escala: suelo liso con forma de cuenco y borde perfectamente circular, similar al que vemos en IMAGE 5 0.42, con un suelo mucho menos plano. 

IMAGE 5:


IMAGE 6:


IMAGE 7:


IMAGE 8:


Solo alcanzamos a vislumbrar un cráter de gran tamaño en IMAGE  6 1.11, del que solamente vemos una pared aterrazada muy degradada. Más interesantes son los cráteres que siguen. IMAGE 7 0.47 también muestra un cráter reciente, con eyecciones brillantes que indican claramente un impacto oblicuo. El cráter que vemos en IMAGE 8 1.44 por su forma y la profundidad de sus sombras… ¿será un cráter de origen volcánico? 

IMAGE 9:


IMAGE 10:


IMAGE 11:


IMAGE 12:


IMAGE 13:


¿Cuál es el origen de la extraña forma del cráter que vemos en la IMAGE 9 0.53? Haciendo zoom sobre imágenes fotográficas de buena calidad se pueden ver cráteres similares al que marcamos con una flecha. Y el cráter que se ve en IMAGE 10 0.14 y marcamos con la flecha 1 es similar al de la anterior, aunque a decir verdad casi no parece un cráter. Y lo que marcamos con la flecha 2 podría bien ser un cráter concéntrico, ¿no? En la IMAGE 11 1.32, ¿no les parece una imitación de Alpetragius? Aunque es difícil que el origen volcánico del agrandado pico central de Alpetragius sea el origen de esta elevación central. Mas bién parece un túmulo muy grande, como se ve mejor en la IMAGEN 12 1.33. Y cerramos con la imagen más sugerente. ¿Qué es la fosa de tamaño irregular que marca la flecha en la IMAGE 13 2.27? ¿Una fosa volcánica o una claraboya que indica el acceso a un tubo de lava? Un tubo de lava es una posibilidad fascinante. ¿Valdrá la pena profundizar en el análisis de estas imágenes? Por ejemplo, analizando los datos de la cámara utilizada para determinar el campo de las imágenes y con ello el tamaño de los accidentes que vemos?

IMAGES CREDIT: Indian Space Research Organisation (ISRO).

sábado, 11 de noviembre de 2023

DORSUM ZIRKEL


 

Traducción del texto aparecido en la edición de noviembre de “The Lunar Observer”

Dorsum Zirkel es un wrinkle ridge que en la IMAGE 1 corre de sur a norte, con una ligera inclinación de este a oeste, desde el cráter Lambert, en la zona central de Mare Imbrium (que aparece en la parte superior izquierda como un círculo, sin dibujar). Se notan claramente los dos componentes topográficos de los wrinkle ridges: el arco (que vemos en un gris más claro) y la altura irregular y estrecha en su parte superior (cresta). La cresta brillaba intensamente al momento de la observación, por eso la representamos en blanco, y migra del margen oeste al margen este del arco y luego vuelve a migrar hacia el margen oeste. Aparentemente, la altura de la cresta es mucho mayor en el extremo norte, por el volumen de la sombra que proyecta. Al oeste hay dos segmentos independientes, uno pequeño en el centro y más al norte uno muy prominente y brillante. En la parte central del arco, en la parte en que la cresta migra de oeste a este, parece haber una cresta secundaria que correría por el margen oeste (en la parte en la que la cresta principal corre por el margen este), que proyecta sombra hacia el oeste pero que no se percibe brillante. Luego de realizado el dibujo, a partir del sketch dibujado detrás del ocular en mi libreta de observación, intenté encontrar una imagen de Dorsum Zirkel que permitiría compararla con mi observación. Como casi siempre, la imagen fotográfica con más detalle de nuestro wrinkle ridge la encontré en el Photographic  Lunar Atlas for Moon Observers de Kwok C. Pau, en cuyo Volúmen 2 (página 12) encontramos una imagen de la zona alrededor de Lambert, de la que extraje el detalle que es la IMAGE 2, en la que vemos que la sombra oeste en la zona central, opuesta a la cresta en el margen este, corresponde al margen del arco, no hay cresta. En realidad, la sombra se debe a una diferencia de altura entre el borde del arco y la superficie de Mare Imbrium. En otras oportunidades he observado sombras que no son adyacentes a brillos en el margen de un wrinkle ridge, es probable que se trate del tercer elemento topográfico de algunos wrinkle ridges, es el primer elemento del que hable Aubele (Aubele, J.C. (1989), Morphologic components and patterns in wrinkle ridges: kinematic implications, MEVTV Workshop on Tectonic Features on Mars, p. 13-15. (Disponible en: http://adsabs.harvard.edu/full/1989tfm..conf...13A ): “1) una elevación lineal amplia, que no siempre está presente o puede solamente ser visible con iluminación en ángulo muy cerrado; 2) un arco, que puede elevarse hasta 200 metros de altura y 7 kilómetros de ancho; y 3) una cresta irregular que puede tener una altura de 100 metros y una anchura de 1,5 km, que puede tener una posición central o marginal al arco”. La “elevación lineal amplia” podría evidenciarse en esa zona central en Dorsum Zirkel.



Name and location of observer: Alberto Anunziato (Paraná, Argentina).

Name of feature: DORSUM ZIRKEL.

Date and time (UT) of observation: 2023-09.23  00.40 to 01:15.

Size and type of telescope used: 105 mm. Maksutov-Cassegrain (Meade EX 105).

Magnification: 154X